¿Dónde reposa la Gioconda?, el misterio podría ahora tocar a su fin
Investigadores se afanan en completar un análisis biológico que podría acelerar la respuesta a una de las incógnitas más cuestionadas: ¿Dónde reposan los restos de Lisa Gherardini?
Durante una entrevista con Efe, el presidente del Comité Nacional para la Valorización de los Bienes Culturales de Italia, Silvano Vinceti, se dijo esperanzado de lograr el objetivo al que ha consagrado su carrera: encontrar los restos de Lisa Gherardini, considerada la modelo retratada por Leonardo Da Vinci en 'La Gioconda'.
El misterio orbita desde hace décadas en torno al lugar en el que yace esta mujer, de la que se sabe que falleció el 15 de julio de 1542 a los 63 años y que fue sepultada en algún punto del complejo conventual de Santa Úrsula, según el 'Libro de los Muertos' de la parroquia de San Lorenzo.
Ese lugar, sumido durante siglos en el abandono más absoluto, ha sido objeto de una serie de excavaciones arqueológicas para resolver la cuestión y, en el curso de estas operaciones, fueron recuperados recientemente los restos de nueve sujetos.
Pese a la espectación y la alegría inicial, pronto se supo que seis de ellos no eran contemporáneos a la conocida Monna Lisa y que fueron enterrados ahí cuando Santa Úrsula era propiedad de la orden Benedictina, entre 1300 y 1440.
Sin embargo, tres de esos restos corresponden a una época posterior, cuando el convento pasó a manos de los franciscanos, a partir de 1470, y podrían coincidir con la época de vida de Gherardini.
En la actualidad estos tres restos están siendo sometidos a las pruebas del carbono 14 y sus resultados podrían conocerse en el plazo aproximado de quince días, explicó Vinceti.
'Si el carbono 14 confirmara que se trata de tres restos del periodo del siglo XVI y uno de los tres entrara en un arco de tiempo que coincide con la muerte de la Monna Lisa, se podrá afirmar con altísima probabilidad que ha sido encontrada', celebró.
Sin embargo, la sombra del escepticismo planea sobre esta hazaña arqueológica ya que por el momento solo puede hablarse de 'probabilidad' debido a que en el caso de que los cuerpos fueran contemporáneos a la modelo, aún faltaría certificar si alguno pertenece, en efecto, a Lisa Gherardini.
Vinceti, que lidera las tareas de búsqueda, explicó que acto seguido se procedería a analizar en profundidad su ADN pero, en este sentido, se plantea otro interrogante: ¿Con quién comparar los resultados?
Lisa Gherardini estaba casada con Francesco del Giocondo -de ahí su apelativo- que está enterrado junto a sus hijos Francesco y Piero en el panteón familiar, situado en un lugar destacado tras el altar mayor de la basílica de la Santísima Anunciación, en el corazón de la capital toscana.
La principal traba que se presenta es que los investigadores no han conseguido extraer muestras genéticas de sus cuerpos, que yacen bajo una gruesa losa de mármol decorada con motivos florales en dicho panteón, conocido como 'La capilla de los mártires'.
No obstante, Vinceti subrayó que 'gracias a la evolución de las nuevas tecnologías', con el ADN recuperado de los tres cuerpos en Santa Úrsula se puede reconstruir el color de sus ojos, de su pelo y su piel y compararla, así, con el célebre retrato de Da Vinci, expuesto en el parisino Museo del Louvre.
Los vínculos entre Da Vinci y la modelo han sido descubiertos en los últimos años por los investigadores, que apuntan a que el padre del primero, notario, podría mantener una relación empresarial con los Giocondo, prósperos comerciantes de la época.
Sea como fuere, el polifacético Da Vinci concedió a la Historia del arte una de sus obras más admiradas y cuya joven protagonista, de contornos difuminados y desconcertante mueca y mirada, han generado infinidad de interpretaciones y leyendas.
Para realizarlo, el artista permaneció en aquella Florencia cuna del Renacimiento durante cuatro años, entre 1500 y 1504, y se alojó en una amplia habitación abovedada en la basílica de la Santísima Anunciación, hoy pudo ser grabada por primera vez por las cámaras, entre ellas la de Efe.
Entre sus gruesos muros de piedra, además de perfeccionar su 'Gioconda', realizó su cartón de Santa Ana y mostró su peculiar técnica a un joven Rafael Sanzio, quien en los años posteriores realizaría obras muy influidas por la Monna Lisa como 'La dama del unicornio' (1506).