Salud

Pedagogía hospitalaria, un modelo que beneficia a niños en situación de enfermedad

En la actualidad, Bogotá cuenta con 32 aulas hospitalarias, que benefician a niños y jóvenes de diferentes localidades.

Pedagogía hospitalaria, un modelo que beneficia a niños en situación de enfermedad. Foto: Cortesía

El modelo de Pedagogía Hospitalaria se desarrolla con niños y adolescentes que permanecen períodos cortos o largos en hospitalización, también se tienen en cuenta los menores que por su situación de enfermedad no pueden permanecer en una clínica, pero tampoco pueden asistir a instituciones educativas.

En Bogotá se desarrolla el programa de Aulas Hospitalarias para darle cumplimiento al Acuerdo Distrital 453 de 2010, conjuntamente por las secretarías de Educación del Distrito (SED) y Salud (SDS), con el fin de garantizar que niños y jóvenes no sean privados del derecho a la educación por su estado de salud.

Desde el 2018, la Secretaria de Educación del Distrito viene desarrollando con la Universidad El Bosque y su Facultad de Educación la prueba piloto para implementar el servicio de Atención Domiciliaria de Pedagogía Hospitalaria en cinco localidades (Suba, Bosa, Usme, Usaquén y Santa Fe) de la ciudad, para beneficiar a los pacientes que por su tratamiento médico no pueden permanecer en un hospital y tampoco asistir a una institución educativa.

Todo esto con el fin de que la educación llegué hasta donde están los menores en etapa escolar y no sean excluidos de este derecho. Es importante que el número de profesionales vinculados a este programa crezca debido al aumento de enfermedades en los menores, como es caso del cáncer infantil que, según el Ministerio de Salud y Protección Social, es la segunda causa de muerte de niños entre los 5 y 15 años y anualmente se diagnostican cerca de 1.400 casos nuevos.

En la actualidad, Bogotá cuenta con 32 aulas hospitalarias, que benefician a niños y jóvenes de diferentes localidades, brindándoles la oportunidad de llevar un proceso personalizado de acuerdo con sus intereses y condiciones de salud, haciendo una integración entre la institución educativa, el aula hospitalaria y la casa, incluyendo procesos de promoción y graduación.

Una de las características del programa es la construcción de experiencias y proyectos diseñados especialmente para las necesidades de cada paciente - estudiante. “Tenemos en cuenta las restricciones y el nivel anímico de cada uno. Por ejemplo, algunos niños no pueden estar en contacto con pinturas por su estado de salud, entonces diseñamos un proyecto para ellos, teniendo en cuenta sus gustos para trabajar los diferentes campos de pensamiento”, mencionó Laura Portela, Magister en Docencia de la Educación Superior y Coordinadora de Prácticas Educativas y Pedagógicas de la Facultad de Educación de la Universidad El Bosque.

Los educadores en formación que se pueden vincular a este proyecto son los que se encuentran en últimos semestres en la etapa de prácticas profesionales. La duración de este proceso es de un año y hasta el momento han participado 20 licenciados en el programa de Atención Domiciliaria.

A través de la participación en un programa como este, los docentes en formación fortalecen habilidades del siglo XXI como la empatía, el trabajo en equipo, la capacidad de diseñar e innovar frente a los retos que un contexto determinado les plantea. Así mismo se desarrolla su inteligencia emocional al tener que enfrentarse frente a situaciones como el duelo. “Los educadores trabajan en entregar lo mejor de sí mismos en cada intervención, porque son conscientes que puede ser lo último que estos niños reciban”, destacó Portela.

Este programa contribuye a que los niños y jóvenes en etapa escolar puedan tener un panorama diferente y de esta manera aportar para el mejoramiento de su estado de ánimo y de salud.