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¿Habría abastecimiento para Colombia de una posible vacuna contra la COVID-19?

Juan Esteban Gallo, experto en biología molecular, habló en La W sobre los distintos avances que se han presentado sobre las posibles vacunas de Pfizer y Moderna.

En diálogo con La W, Juan Esteban Gallo, PhD, biólogo molecular, director científico y fundador de GenomaCES, se refirió a la contrarreloj de las vacunas contra el coronavirus en el mundo.

Al respecto, Gallo advirtió que los desarrollos que están más adelantados, como el de Moderna y Pfizer, han tenido un proceso rápido debido a que no están utilizando los elementos tradicionales de producción de proteínas, sino que maneja el RNA del virus que se inserta en unos lípidos para que se pueda aplicar al cuerpo de los pacientes.

“En este tipo de vacunas se utiliza el RNA mensajero propio del coronavirus y se empaqueta en unas nanopartículas de líquidos. El RNA mensajero del virus se insertar y los lípidos generan una especie de burbuja alrededor”, explica el experto.

De este modo, los métodos tradicionales son procesos largos de producción y de control de calidad que se demoran de seis a nueve años para salir al mercado. Sin embargo, por la presión mundial. Pfizer y Moderna han logrado llegar a la fase tres con respuestas importantes.

Frente a la llegada de la vacuna a Colombia y, en general, a países subdesarrollados, Gallo aseguró que existen unas limitaciones de capacidad de producción porque las plantas pueden tener una producción de mil millones de dosis por año.

“Por lógica, donde están ubicadas esas platas y sus países aliados comerciales tendrán una prioridad. No sé a qué punto va llegar Colombia con respecto a una posible alianza o transferencia tecnológica”, indica el biólogo molecular.

Así mismo, el doctor explica que el gran problema en Colombia es que hoy el país no tiene plantas certificadas en buenas prácticas de manufactura: “eso es algo que el país debería tratar de apoyar para apostarle a tener un proceso de vacuna”.

Por ejemplo, Brasil ya anunció una alianza con Astrazeneca, que contempla la trasferencia de propiedad intelectual para una producción local.

Finalmente, el experto dijo que es fundamental que la industria farmacéutica tenga cuidado para no tener efectos adversos en la vacuna: “Por eso estos ensayos clínicos fase uno, dos y tres son estudios de investigación clínica que no se pueden eliminar. El rigor científico no se puede perder en ningún momento, porque es lo que va demostrar científicamente que la vacuna es viable”.