En el Magdalena hay más de 700 hectáreas de palma afectadas por pudrición del cogollo

En el marco del Encuentro Gremial de Palmicultores de la Zona Norte, Juan Fernando  Lezaca, director de asuntos institucionales de Fedepalma, anunció que hasta la fecha son más de 700 las hectáreas de palma de aceite afectadas por la pudrición del cogollo, dentro de las más de 20.000 hectáreas que se producen en el Magdalena.

La pudrición del cogollo en el departamento tiene una diferencia con respecto al resto del país y es que se presenta bajo el síndrome de “hoja clorótica”, la cual no da aviso y cuando se detecta lo único que se puede hacer es destruir la palma completamente, ya que no permite hacer cirugía ni otro tipo de tratamientos para recuperar la palma.

Lezaca indicó que esta situación se presenta con mayor fuerza en los municipios de Aracataca, Fundación y El Retén, pero se está extendiendo muy rápidamente: “Esta enfermedad se genera por las condiciones de humedad, por eso se hace tan importante enfocarse en el drenaje y riego bajo buenas prácticas de manejo. Lo que se ha detectado es que un mal drenaje no permite que se pueda controlar la siembra. A largo plazo mejorar el riego y drenaje va a traer mayor beneficio para el ecosistema de la región, por lo que se está promoviendo más allá del tema sanitario por la urgencia de controlar  la enfermedad”.

La afectación económica por esta enfermedad alcanza los 50 mil millones de pesos, en la economía del departamento del Magdalena. Alexandre Cooman, del Centro de Investigación Cenipalma, indicó además que desde el 2013 se presentaron los primeros casos, pero en los años 2016 y 2017 los suelos encharcados, compactados  y mal drenados contribuyen a la propagación.

El Plan de Choque incluye en primera inspección revisión de los drenajes, mejoramiento de las condiciones nutricionales de las palmas y la detección oportuna y eliminación de las palmas afectadas.

"A veces creemos que es una enfermedad que tiene su propia inteligencia porque se ha adaptado a diferentes condiciones y climas, no podemos eliminarla hasta ahora pero la meta es poder controlarla y prevenir su expansión con controles fitosanitarios permanentes" manifestó Cooman.

Sobre el impacto social que está generando la enfermedad en el sector, Yenny Salazar directora de Fundepalma expresó su preocupación por las repercusiones económicas que pueda generarse en las más de 60.000 familias palmeras que están asociadas a través de empleos directos e indirectos así como por medio de los proveedores locales en los municipios ubicados dentro de la zona palmera del departamento.