El delicado oficio de limpiar la ciudad de Tunja en medio de la pandemia de la Covid-19
Sebastián Porras, barre y recoge la basura en plazoletas, calles y parques de Tunja. Dice que piensa mucho en su familia por es precavido a la hora de desempeñar su labor.
Sebastián Porras, luce un impecable uniforme color naranja, lleva tres años trabajando en la empresa de aseo Servitunja, por estos días su labor no se detiene. Dice que aún hace falta cultura ciudadana por lo que encuentra residuos de comida en plena vía pública dándole mal aspecto a la ciudad.
Porras con su escoba, recogedor y caneca, se le ve callado, mirando al piso y aislado de todo el mundo. Sabe que su labor es clave para desinfectar las calles de Tunja en época de pandemia. “En nuestras ocho horas laboradas, tres veces nos lavamos las manos con agua y jabón”.
Cuatro personas dependen de él, en su hogar y reconoce los riesgos que corre son altos sobre todo en el momento de recoger la basura. “tenemos nuestras medidas de protección. (…) Cada limpieza debemos tener mucha precaución al igual que la limpieza constante del material que nos da la empresa”.
Como buen boyacense el señor Porras muestra timidez y humidad y dice que en este momento “tenemos guantes de carnaza y otro tipo el cual nos permite recoger más fácil a los residuos”.
Piensa cada segundo en su familia cada vez que toca algo o recoge en la calle. Después de ocho horas de limpiar calles, plazoletas y parques llega a su casa, para entrar debe cumplir todo un ritual”.
“Al terminar las horas de mi trabajo llegó a casa, desinfectó la ropa utilizada que se va directamente a un valde con agua jabón, me baño y me aplicó desinfectante para poder ingresar mi vivienda”, dice.
Sebastián Porras, funcionario de la empresa de aseo en Tunja, a pesar de todos los riesgos que debe correr, no para.