Judicial

La historia secreta del 5-4

Daniel Coronell revela detalles del camino para que se logre la imputación del expresidente Uribe.

Una fuente de las muchas que he tenido que consultar en las últimas 72 horas para informarles sobre esta decisión de la Corte Constitucional, una fuente de información socarrona -con delicioso humor negro- me dijo: “Con razón lo tuvieron que operar de esa hernia, es que usted hace mucha fuerza”.

La de ayer fue una sesión plena y una votación de infarto en la Corte Constitucional. Lo que decidían los 9 magistrados no era poco: La tutela del expresidente Álvaro Uribe que buscaba quitarse de encima la calidad de imputado significaba en últimas la anulación de su proceso.

Si Uribe hubiera ganado, el fiscal/defensor Gabriel Ramón Jaimes habría tenido la atribución para archivar directamente el proceso sin tener que consultarlo con un juez.

Como les conté la plenaria arrancó con cinco votos anunciados a favor de la ponencia, es decir en contra de la tutela de Uribe.

Esos 5 votos terminaron siendo los mismos que ocasionaron -por la mínima diferencia- la derrota del hombre más poderoso de Colombia.

El final ya se lo saben pero el camino para llegar allá es muy interesante. Se los voy a relatar con detalles desconocidos.

Después de hacer el reporte, recibí un mensaje de una fuente que me contó que la sesión había iniciado de manera virtual por videoconferencia y que, en ese momento, estaba haciendo uso de la palabra el magistrado Jorge Enrique Ibáñez. Conservador, educado por los jesuitas y compañero de universidad de Jaime Granados, el abogado principal… y uno de lo de mostrar que tiene el expresidente Álvaro Uribe.

La extensa exposición de Ibáñez arrancó anunciando que definitivamente se apartaba de la ponencia de Alejandro Linares. Hizo una larga presentación sobre las diferencias entre los sistemas penales inquisitivos y acusatorios y remató con dos conclusiones:

Una fundamental para la decisión: que a su juicio indagatoria no era equivalente a imputación.

Y otra, accesoria para el resultado: que la sentencia debía garantizar la validez de todas las actuaciones de la Corte Suprema de Justicia en el caso Uribe, así como la validez de las pruebas.

Esa salida tan ingeniosa, tan lucidamente boyacense, del señor magistrado Jorge Enrique Ibáñez al final no era ninguna “solución intermedia” como la bautizaron presurosamente. El resultado sería favorable a Uribe, de todas maneras.

A esa hora empezó a circular en selectos grupos de Whtasapp una versión falsa pero muy insistente: Según esa versión Uribe había logrado un 6-3 y ganaría el caso con margen holgado. Sospecho que esa versión sin fundamento tiene origen en uno de los nueve magistrados.

Mientras esto iba pasando, aquí su servidor, el Reporte Coronell, iba contándolo en twitter. Antes del mediodía les dije que ya había 4 votos consolidados a favor de Uribe.

Inmediatamente después tomó la palabra la magistrada Paola Meneses, compañera en el Colegio Rochester del presidente Iván Duque y tan obediente como él. Era previsible que ella no iba a dar sorpresas. A ella le pasa lo del carro de Pedro Navajas: “No tiene marcas, pero to'os saben que es policía”.

En seguida le correspondió el turno al gris presidente de la Corte Constitucional Antonio José Lizarazo. De manera ambigua pontificó sobre un tema del que no sabe tanto. Un vals del “porque sí” y otro vals del “porque no”.

Mientras hablaba Lizarazo, una fuente me alertó sobre la molestia que habían empezado a manifestar en la Sala el presidente de la Corte Constitucional y otros magistrados porque El Reporte Coronell estaba contando en tiempo real lo que iba sucediendo en la deliberación virtual. Y es verdad que lo hice porque lo que pasaba allí es un asunto de interés público.

Minutos después, hacia la 1:10 de la tarde, el presidente Lizarazo ordenó levantar la sesión virtual y citarla de manera presencial en el Palacio de Justicia a las 3 de la tarde.

Los colegas de La Silla Vacía explicaron que la decisión se debía a que Desde esta mañana el periodista Daniel Coronell ha estado contando en twitter y en su espacio en la W sobre las posiciones de los nueve magistrados sobre la tutela. Eso ha molestado a algunos magistrados que pidieron parar el debate porque se sienten presionados para votar bajo la luz del público.

Que vergüenza incomodar pero ese es nuestro trabajo: informar a los ciudadanos. La labor de los reporteros es arrojar luz sobre todo aquello que el poder quisiera mantener en secreto.

El receso lo registré contando que las tendencias seguían 5-4 y dando los nombres de quienes estaban a cada lado.

La sesión presencial empezó después de las 4 de la tarde en un ambiente de extremo secretismo. Parecía una cumbre de la KGB. Miraban con desconfianza hasta los lápices. A los magistrados les prohibieron tener celulares o computadores con ellos.

Ambas cosas son graves para el trabajo de los altos jueces porque durante una sesión es necesario consultar jurisprudencia, mirar documentos electrónicos y comunicarse con los magistrados auxiliares para revisar apuntes.

Pero no, decidieron devolverse 30 años, y resolver la tutela ateniéndose a la memoria. Prescindiendo así de cuatro carpetas electrónicas fundamentales: La carpeta del proceso en la Corte Suprema, la de la tutela, la de la doctrina constitucional y la de los soportes.

La verdad es que a esa hora todo el mundo había tomado ya su decisión que seguía 5-4.

El aislamiento dejaba al país sin noticia, pero también a los lobistas sin acceso. Bueno a los lobistas externos porque hay que ver el magistrado Alberto Rojas se la jugó a fondo por Uribe.

Para mí también comenzó un desesperante período de blackout. Un apagón informativo de varias horas que arrancó a las 4 de la tarde y que solo reapareció poco antes de las 8 de la noche cuando estaba en una teleconferencia. Me salí a toda y alcancé a mandar el twitter anunciando la decisión estaba tomada y anunciando su sentido final hacia las 8:10 de la noche.

 

 

¿Mala para Uribe? Sí. Aunque también trae dos cosas buenas:

Uno: Por iniciativa de la magistrada Gloria Ortiz, incluida en la decisión final, Uribe puede citar a una audiencia innominada para que las actuaciones y pruebas sean nuevamente revisadas por un juez de garantías. Sí, por ejemplo, logrará tumbar las interceptaciones le daría un cañonazo al proceso.

Y dos: porque el tiempo de prescripción de sus presuntos delitos de soborno de testigos y fraude procesal empieza a contar desde el 18 de octubre de 2019, el día de su indagatoria. Es decir ya la justicia lleva más de dos años sin llamarlo a juicio. Cada día que pasa se aproxima la prescripción por extinción de la acción penal. Y en la batería de abogados de Uribe están los mejores especialistas en vencimientos que la historia haya conocido, como ustedes lo saben y podrán verlo.

Como sea, Colombia les debe mucho a los cinco magistrados que decidieron en derecho que prosiguiera el proceso contra el expresidente Álvaro Uribe por demostrar jurídicamente que hay una equivalencia funcional entre la imputación y la indagatoria como lleva diciéndolo por años la jurisprudencia en materia penal.

La historia recordará a los magistrados que tomaron esa decisión , (ojo que Uribe también). Ellos son el ponente Alejandro Linares, el magistrado penalista José Fernando Reyes, la magistrada Cristina Pardo, la magistrada Diana Fajardo y la magistrada Gloria Ortiz que votó en contra de los intereses de Uribe a pesar de tener tres parientes divinamente colocados y que estarán expuestos al eventual desquite del gobierno uribista.

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