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Temer augura éxito a Bolsonaro y confía en que modere sus posiciones

El presidente saliente hace un balance de su gestión, y también se refirió a los dos escándalos de corrupción de los que ha sido señalado.

El presidente brasileño, Michel Temer, dijo que está convencido de que su sucesor, Jair Bolsonaro, le dará al país un "rumbo correcto" y moderará sus posiciones una vez que asuma el poder, el próximo 1 de enero.

"Tendrá éxito", declaró Temer sobre Bolsonaro en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros, en la que hizo un balance de su gestión y subrayó que el próximo Gobierno encontrará unas bases "sólidas" para que el país recupere la senda del crecimiento.

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En ese sentido, dijo creer que la política económica que adoptará Bolsonaro será "básicamente la misma" y se apoyará en la disciplina fiscal y la austeridad, así como en la continuidad del plan de privatizaciones ya impulsado por su Gobierno.

Según Temer, el equipo de Bolsonaro "concuerda en que el poder público no puede abarcar todo" y en que, "más allá de algunas áreas, como la seguridad, la educación o la salud, cuanto más se privatice mejor".

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El mandatario también dijo creer que "la política exterior será similar" y que, aunque "pueda haber una simpatía mayor por Estados Unidos", "seguirá la misma línea en relación con Argentina, con el Mercosur, o con la aproximación a la Alianza del Pacífico".

Asimismo, consideró que Bolsonaro "moderará" algunas posiciones, sobre todo en su crítica al multilateralismo, sobre el cual dijo que es "fundamental para el desarrollo de la economía de Brasil, que no tiene poder político o económico para intentar otra cosa".

Del mismo modo opinó sobre las dudas que Bolsonaro manifestó en relación al Acuerdo de París, sobre el cual llegó a advertir de que Brasil pudiera abandonarlo si pusiera en juego la "soberanía".

Brasil "fue uno de los primeros países en ratificar ese acuerdo", dijo Temer, quien consideró que "poco a poco" Bolsonaro comprenderá la necesidad de mantener al país en ese marco global.

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Sobre las tareas que le quedan pendientes, destacó la reforma del régimen de jubilaciones, que consideró "esencial" para la reducción del crónico déficit fiscal brasileño y con la cual dijo que Bolsonaro está "totalmente comprometido".

Temer también dijo que, una vez que entregue el poder, estará preparado para enfrentar a la justicia por acusaciones de corrupción que serán tramitadas cuando pierda los fueros.

"La vida me llevó a la Presidencia y eso tiene riesgos", apuntó el gobernante, sobre quien pesan dos acusaciones por corrupción en relación a sus vínculos con la empresa cárnica JBS y una tercera sobre supuestas maniobras para favorecer a otra compañía privada con un decreto que reguló la actividad portuaria en el país.

En los dos primeros casos, la posibilidad de llevarle a juicio fue bloqueada por la Cámara de Diputados, que las dos veces negó su desafuero.

En el caso relativo a los puertos, la Fiscalía ha dado a entender que sólo hará la acusación formal una vez que deje el poder, pues ya no hay tiempo para el necesario análisis parlamentario.

Según Temer, esas acusaciones representaron sus peores momentos en el poder, que asumió a mediados de 2016 tras la destitución de Dilma Rousseff, con quien ejercía como vicepresidente.

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"Siento que fui y soy víctima de una injusticia", sobre todo en lo "moral", declaró.

"Tengo medio siglo en la política y mi vida siempre fue limpia hasta que llegué a la Presidencia", apuntó Temer, quien consideró que las acusaciones fueron "tramadas" en el marco de una "campaña feroz" que orquestó la oposición.

Añadió que espera ser recordado como "un presidente reformista" que "intentó poner a Brasil sobre sus rieles nuevamente" y que "en buena parte lo logró", mediante reformas que establecieron límites al gasto público o "modernizaron" la legislación laboral.

"Sólo voy a sentir falta del (grito) 'Fuera Temer'" que se oía en las manifestaciones en su contra, comentó en tono de broma. "Si querían que me fuera, es porque estaba dentro", apuntó.

También aludió al escaso apoyo popular con que dejará el poder, que las encuestas más favorables a su imagen sitúan en torno al 8 %.

"Nunca me preocupé con el populismo", indicó Temer, quien también se dijo convencido de que el "reconocimiento vendrá después".

Sin embargo, casi riendo de sí mismo, indicó: "Quiero dejar claro que mi popularidad en los últimos tiempos ha subido del 4 al 8 %, lo que significa que se ha duplicado".