Los zoológicos, víctimas colaterales de la pandemia
Durante el cierre, los cuidadores de los animales han detectado algunos comportamientos que han variado con respecto a lo que suele ser habitual.
Pocos sectores han escapado del zarpazo económico provocado por la pandemia y que ha alcanzado también a los zoológicos, como el Pairi Daiza, galardonado durante los últimos tres años como el mejor de Europa y que contabiliza pérdidas millonarias por el cierre impuesto para evitar contagios.
“No podemos cerrar como un restaurante y poner a los trabajadores en el desempleo temporal”, señaló a Efe el responsable de comunicación del zoológico y jardín botánico Pairi Daiza, Mathieu Goedefroy, ya que los animales necesitan que los cuiden y alimenten, “los pandas no pueden ir a la nevera y tomar su bambú ellos mismos”, citó como ejemplo.
Según Goedefroy, el cuidado de los animales repartidos en las 65 hectáreas de Pairi Daiza, ubicado en el sitio de la antigua abadía cisterciense de Cambron (cerca de la frontera con Francia), cuesta 100.000 euros al día y desde el cierre el 1 de noviembre de 2020 hasta su reapertura el 13 de febrero no habían tenido ningún ingreso.
En la misma línea, la portavoz del Zoológico de Amberes y del Zoológico Planckendael, ubicado al norte de Bruselas, Ilse Segeres, explicó que los parques siguen sumando gastos a pesar de estar cerrados, por lo que estimó que han perdido 22 millones de euros desde marzo de 2020.
Segeres recalcó que en estos momentos se están realizando solo las labores esenciales y el cuidado de los animales, por lo que no se están llevando a cabo otros trabajos de mantenimiento como limpiar las ventanas o cortar el césped del jardín.
“Esperamos que haya algún tipo de apoyo por parte del Gobierno”, afirmó Goedefroy, quien recordó que el Pairi Daiza también destina donaciones para la conservación de la fauna y tienen cerca de 100 especies amenazadas que viven en el parque, por lo que “incluso en el siglo XXI, los zoos siguen siendo un lugar muy importante”.
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UNA REAPERTURA MUY ESPERADA
Por ello, la reapertura a mediados de este mes fue “muy emocionante” para los visitantes, ya que como explicó Segeres, para muchos el zoológico es “un jardín en el que están más cerca de la naturaleza” y un lugar de encuentro.
Para algunos de los animales más activos resultó muy positivo la llegada de visitantes, porque para ellos es una distracción y un estímulo, según subrayó Goedefroy.
Durante el cierre de estos parques los cuidadores de los animales han detectado algunos comportamientos que han variado con respecto a lo que suele ser habitual en los zoos.
En el caso del Zoológico de Amberes, los pájaros comenzaron a hacer sus nidos en medio del camino donde suelen pasar los visitantes, pero como el parque estaba cerrado escogieron esa zona para anidar.
En el Zoológico Pairi Daiza fueron las morsas las que se extrañaban al no ver a los visitantes, pues este parque tiene un hotel con habitaciones submarinas en las que a través de las ventanas se pueden ver a estos maníferos.
Son “unos animales que son muy curiosos” y solían mirar por los cristales, como si de un televisor se tratara, a las familias que se hospedaban, sin embargo, esas “pantallas” habían permanecido en negro durante varios meses y los animales se seguían acercando para intentar ver algo, comentó Goedefroy.
Otro comportamiento que se ha detectado tras la reapertura es que las madres de algunas especies están siendo más protectoras con sus crías, algo que antes no necesitaban hacer porque no había gente alrededor.
Por su parte, el Zoológico de Amberes y el Planckendael muestran en su sitio web la ocupación en tiempo real de cada parque para así informar a los interesados en acudir y evitar aglomeraciones.