Internacional

La Asamblea General de la ONU exige a EE.UU. dar marcha atrás sobre Jerusalén

La Asamblea General de la ONU exigió a EE.UU. dar marcha atrás a su decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y que se abstenga de trasladar su embajada a la ciudad.

El llamamiento figura en una resolución, no vinculante, que salió adelante con 128 votos a favor, 9 en contra y 35 abstenciones.

La votación se produjo en medio de repetidas amenazas por parte de Estados Unidos a los países que votaran en contra de la decisión del presidente, Donald Trump.

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Finalmente, solo Guatemala, Honduras, Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Palau y Togo se alinearon con Estados Unidos e Israel, aunque las presiones estadounidenses se tradujeron en un número de abstenciones mayor del habitual en este tipo de resoluciones.

Entre otros, se abstuvieron Argentina, Australia, Canadá, Colombia, Hungría, México, Panamá, Paraguay y Polonia.

"Este día será recordado", había advertido poco antes de la votación la embajadora estadounidense, Nikki Haley, dejando claro que EE.UU. no olvidará el voto cuando los países le pidan ayuda o cuando se le reclame que siga siendo el principal apoyo económico de Naciones Unidas.

Este lunes, Washington había vetado en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución similar, apoyada por los otros 14 Estados miembros de ese órgano.

Esa situación llevó a los palestinos y sus aliados a recurrir a la Asamblea General, donde ningún país tiene poder de veto, pero cuyas resoluciones no tienen el carácter vinculante de las del Consejo de Seguridad.

El pasado 6 de diciembre Trump reconoció Jerusalén como capital israelí, rompiendo décadas de consenso internacional, según el cual el estatus final de la ciudad debe ser acordado en un proceso de paz entre israelíes y palestinos.

La resolución aprobada hoy reitera la doctrina de Naciones Unidas sobre Jerusalén y exige "que todos los Estados cumplan las resoluciones" del Consejo de Seguridad relativas a la ciudad.

La Asamblea General subraya que todas las decisiones "que pretendan haber modificado el carácter, el estatuto o la composición demográfica de la Ciudad Santa de Jerusalén no tienen efecto jurídico alguno, son nulos y sin valor y deben revocarse".

Además, sin mencionar directamente a EE.UU., exhorta a todos los países a que se abstengan de establecer misiones diplomáticas en la ciudad.