Brasil busca aclarar datos de COVID-19 con curva creciente y 38.000 muertos
El cambio sorprendió a los brasileños durante el fin de semana y los boletines diarios pasaron a informar los casos y muertos en 24 horas
El Gobierno brasileño intentó explicar este martes la confusión y desconfianza que generó su nuevo método de divulgación de datos sobre la COVID-19, que ya deja casi 38.000 muertos en el país, pese al sostenido negacionismo oficial.
"Nuestro Gobierno es el de la transparencia, no tenemos miedo de la verdad", afirmó el presidente Jair Bolsonaro durante una reunión con sus ministros, transmitida en vivo y en la que fueron discutidas las controversias surgidas en los últimos días por polémicos cambios en la forma de informar sobre los casos y muertes por coronavirus, que ya superan los 707.000 y los 37.100, respectivamente.
El cambio sorprendió a los brasileños durante el fin de semana y los boletines diarios pasaron a informar los casos y muertos en 24 horas, pero excluyeron a los fallecidos anteriores confirmados el mismo día, lo que vastos sectores políticos consideraron como un intento de ocultar o disimular la realidad.
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El ministro de Salud, general Eduardo Pazuello, interino en el cargo después de que sus dos antecesores cayeron en cuestión de dos meses, intentó explicar los cambios y la falta de datos consolidados tanto en esa reunión como en una comparecencia ante una comisión parlamentaria.
Aunque admitió un cambio en la metodología del recuento, dijo que se pretende contabilizar según la fecha real del deceso y no por el día de confirmación de COVID-19, como se hacía anteriormente.
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De esa manera, según el ministro, se tendrá el "dato real" y no se sumarán las muertes de un día a las ocurridas anteriormente y que en esa misma jornada se confirman como causadas por coronavirus.
Frente a las críticas generalizadas de los diputados, Pazuello intentó justificar que el nuevo modelo será "más efectivo para los gestores" sanitarios, pero aclaró que los datos también se ofrecerán de la forma anterior, "en favor de la mayor transparencia posible".
LA JUSTICIA OBLIGA Y EL MINISTRO ACATA
El ministro no lo mencionó, pero la divulgación de los datos de la misma manera en que era hecha hasta la semana pasada fue también producto de una decisión judicial, dictada en forma de cautelar por el magistrado Alexandre de Moraes, miembro de la Corte Suprema.
Según esa decisión, adoptada este mismo martes, el Gobierno debe divulgar los datos diarios de la pandemia de forma consolidada, como hizo hasta la semana pasada.
La cautelar atendió un pedido de tres partidos de oposición y consideró que la "publicidad" es "imprescindible dentro de la administración pública", desde el punto de vista constitucional y también por la "gravedad de la emergencia" sanitaria.
La víspera, el presidente del Supremo, José Antonio Dias Toffoli, se había sumado al malestar por el nuevo formato de datos, en un duro pronunciamiento durante un acto de la Asociación de Magistrados.
En referencia directa a Bolsonaro, Dias Toffoli declaró que el Gobierno "no puede tener más actitudes dudosas" que "impresionan y asustan a la sociedad brasileña" y a "la comunidad internacional", y debe actuar con "paz, prudencia y unión en el combate a la COVID-19".
LA REAPERTURA ECONÓMICA CONTINÚA PESE A LA CURVA ASCENDENTE
En medio de las controversias generadas por la difusión de los datos, los gobiernos locales y municipales continúan avanzando en sus planes de retomada de las actividades económicas, defendida por Bolsonaro desde hace meses, aún cuando el pico de la enfermedad sigue lejano y la curva pandémica se mantiene en ascenso en todo el país.
Una de las regiones que está en ese camino es el estado de Sao Paulo, el corazón económico y financiero de Brasil y además el más afectado por la pandemia.
La ciudad de Sao Paulo, capital del estado, anunció que a partir de este miércoles volverá a funcionar el comercio de calle y que el jueves lo harán los centros comerciales, con rigurosas medidas de prevención para impedir nuevos contagios y con horarios limitados.
Aún así, el alcalde de Sao Paulo, Bruno Covas, ha admitido que las autoridades hasta ahora han sido incapaces hasta de controlar el número de pasajeros en los autobuses, que circulan repletos desde hace días, con el riesgo sanitario que eso implica.