Siempre deseé enseñarles a patear un balón a mis hijos, pero no pude: víctima de mina
El sargento (r) Francisco Pedraza y más soldados afectados por el conflicto en la orinoquía contaron su historia ante la Comisión de la Verdad.
Durante un espacio de escucha promovido por el órgano transicional, el sargento retirado Francisco Pedraza contó cómo perdió sus dos piernas al pisar una mina antipersonal cuando trataba de rescatar a un campesino. Retrata que en medio de la desesperación pensó en quitarse la vida.
"Ya estaba muy herido y no iba a permitir más torturas, por eso decidí tomar mis granadas y esperar que este grupo armado ilegal se acercara más y activar estas granadas", relató.
Pero los refuerzos militares llegaron primero y salvaron al sargento así como a tres compañeros más.
A partir de ese momento, tuvo que afrontar con dolor su nueva realidad. Por ejemplo, tuvo miedo de que sus hijos lo rechazaran, no podía reclamar sus calificaciones escolares si el salón era en un segundo piso y la escuela no contaba con ascensor, o no pudo enseñarles a jugar fútbol.
"Muchas veces estos impactos sociales aún continúan, quince años después de haber quedado sin piernas, tengo que aceptar que no las tengo. Siempre deseé enseñarles a patear un balón a mis hijos, pero al no tener piernas no lo iba a poder hacer. Siempre que vamos a hacer un acto de entretenimiento con mi familia toca ver que sea en un primer piso o que haya ascensor", señaló.
Otro de los testimonios fue el del soldado profesional Eduardo Franco, quien se enlistó en el Ejército para evitar que fuera reclutado por las Farc. Y en el campo conoció de primera mano cómo sus vecinos fueron asesinados por la extinta guerrilla.
"...llegan a una casa a las cinco de la mañana, sacan al padre, a dos hijos y a su mamá, los hacen poner de rodillas, los acribillan a tiros allí frente a su mamá. Había un señor diciéndoles mátenme de pie, le decían no, tenemos que matarlo de rodillas porque usted tiene que humillarse ante nosotros", narró.
En Planadas (Tolima) mientras corría el año 2010, el soldado Franco pisó una mina antipersonal la cual le generó graves heridas, muchas de ellas actualmente no han sanado y quedó ciego de por vida. Esa condición le impidió ver las fotos que sus hijos se tomaban para que los viera.
"Hoy no tengo cicatrices gracias a Dios, pero me partió todo el maxilar superior, me afectó los oídos, me dejó un gran dolor a la altura de mi frente y mis ojos, un dolor que hasta el día de hoy, 10 años 5 meses todavía lo tengo", contó.
El exmilitar indicó que tuvo que empezar a vivir nuevamente de cero en actividades como bañarse y vestirse.
Todos los soldados que intervinieron solicitaron que la verdad del conflicto sea objetiva y tenga en cuenta los padecimientos que tuvieron que vivir a causa del accionar de los grupos armados.