Niño resultó herido en incidente con ladrones que involucró a gobernador del Meta
Daniel Coronell se refirió al suceso en el que el gobernador se convirtió en héroe al rescatar a una víctima de las manos de los delincuentes.
Niño resultó herido en incidente con ladrones que involucró a gobernador del Meta
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El susto fue peor cuando voltearon a ver a su niño, que dijo: “Papá, me pegaron a mí”. Foto: Getty Images / SKAMAN306
Hace unos días sucedió algo que fue noticia en muchos medios de Colombia y en algunos internacionales. El gobernador de un departamento se convirtió en héroe callejero y universal al rescatar a una víctima de las manos de los delincuentes.
Dos hombres asaltaban a una mujer en una calle de Villavicencio. En el mismo momento en que la robaban, el gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, pasaba por el lugar manejando su camioneta. Al ver la situación, el mandatario aceleró el carro, se subió al andén e hizo el ademán de arrollar a los ladrones que, asustados, huyeron y dejaron en paz a la víctima. Así se lo contó el gobernador al Canal Caracol:
“Subí el carro al andén, lo atravesé, me bajé ahí y atendí a la ciudadana que afortunadamente no le pasó nada, pero estaban armados. Seguramente, si no se deja robar el bolso, después proceden a apuñalearla y terminan matando a una persona por robarle un bolso”. (Cortesía: Caracol Televisión)
Hasta ahí habríamos tenido un final feliz: la cartera rescatada, el caballero salvando a la doncella, el corcel 4x4 sobre la acera, y el dragón (en este caso el ladrón) huyendo despavorido.
Tristemente, las cosas no terminaron ahí. Esto que les voy a contar en El Reporte Coronell no salió en los titulares, como la noticia anterior.
Al menos uno de los guardaespaldas del gobernador empezó a perseguir a los atracadores. Mientras eso pasaba, estaba saliendo de su pequeño taller don Ricardo Torres, un hombre que se gana la vida reparando electrodomésticos.
Muchas tardes, su esposa y su hijo menor Anderson, de diez años, pasan por el taller para que don Ricardo le ayude al niño hacer las tareas, o simplemente para jugar, mientras él arregla una lavadora o le cambia los empaques al vaso de una licuadora. O, en un día espléndido, reparando una motocicleta que paga un poquito más.
Don Ricardo, su esposa y su niño, iban caminando rumbo a su casa, después de cerrar el taller, cuando vieron a dos hombres pasar a toda carrera. Así lo registró el medio local “La Mermelada”.
“Íbamos pasando, cruzando el puente, cuando dos personas pasaron, una detrás de la otra. La persona de atrás le iba disparando a la de adelante. En ese momento, pues como cualquier persona que se asusta con un disparo, nosotros quedamos asustados y no sabíamos lo que estaba pasando”. (Cortesía: La Mermelada)
El susto fue peor cuando voltearon a ver a su niño, que dijo: “Papá, me pegaron a mí”.
Una automovilista los llevó hasta la clínica más cercana. Los médicos encontraron que Anderson había recibido dos disparos en el cuello y el tórax. El primer tiro traspasó al niño limpiamente y sin afectar órganos vitales, por fortuna.
La segunda bala todavía está dentro del cuerpo del pequeño, pero los doctores recomendaron no sacarla aún porque puede ser un riesgo mayor.
A pesar de las difíciles circunstancias, esta es una historia con un buen final. Anderson se recupera y tendrá una nueva oportunidad para seguir viviendo, jugando y haciendo las tareas en las tardes mientras ve trabajar a su papá.
Los sueños del niño de diez años, los de su familia e incluso la tranquilidad del gobernador del Meta, que se metió en esto solamente pensando en ayudar, podrían haber terminado trágicamente y para siempre. ¿Por qué? por el uso de un arma.
A todos ustedes, les pido que lo piensen.