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Los enredos del Fondo Colombia en Paz

La W conoció nuevos detalles sobre los elementos preocupantes en la ejecución de los recursos entregados por donantes para la implementación de los acuerdos con las Farc.

En medio del ruido que ha provocado la salida de Marcela Huertas de la coordinación del Fondo Colombia Sostenible, La W pudo conocer nuevos detalles sobre los elementos que estarían generando preocupación, a nivel diplomático y de la banca multilateral, respecto a la ejecución de los recursos que están siendo entregados por esos donantes para la implementación de los acuerdos alcanzados con las Farc.

Lo primero que debe tenerse en cuenta es que el Fondo Colombia Sostenible, de donde salió Huertas, es apenas uno de los cuatro que integran la gran bolsa de recursos para la puesta en marcha de los acuerdos de La Habana y que fue bautizado Fondo Colombia en Paz (FCP). Este fondo recibe dineros de las Naciones Unidas, la Unión Europea, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y las donaciones que países amigos del proceso de paz han hecho para darle vida a los acuerdos. También se espera que a esa gran bolsa de dinero ingrese muy pronto el 75% de todo lo que se recaude en el futuro por concepto del impuesto al carbono. En resumen: miles de millones de pesos.

Este fondo está gerenciado por Gloria Ospina, quien por lo menos desde el año 2009 ha acompañado a Rafael Pardo en sus campañas políticas, así como en el desarrollo de las diversas tareas que le han encomendado en el sector público. Hoy Ospina se encuentra en el centro de la polémica no solo por el inmenso poder que habría acumulado en su cargo, sino sobre todo por la millonaria cantidad de dinero que bajo su tutela debe ser asignado a los distintos programas y proyectos que son esenciales para cumplir con los acuerdos de paz.

¿Y por qué hablamos de polémica? Porque es precisamente la baja ejecución y poca eficiencia en la operación del Fondo Colombia en Paz la que ha generado graves retrasos en el pago a contratistas y en las iniciativas que deben ser lideradas por la Agencia Nacional de Reincorporación, la Agencia Nacional de Tierras, la Agencia para la Renovación del Territorio, así como en la Jurisdicción Especial para la Paz. Proyectos productivos que no avanzan, incumplimiento a los compromisos con las poblaciones indígenas en Cauca y Nariño, así como fallas en los compromisos con las víctimas, están a la orden del día, y por eso los donantes expresan su "preocupación por la gestión integral del fondo".

Pero más allá de la lentitud en la ejecución de los recursos que forman parte de la gran bolsa del Fondo Colombia en Paz, hay hechos que encienden alarmas y que recaen directamente sobre Gloria Ospina, gerente del fondo.

Según informaron fuentes a La W, el Fondo Colombia en Paz destinó 1340 millones de pesos para el desarrollo del sistema SIIPO, creado para hacerle seguimiento y control a las políticas del posconflicto y para garantizar la publicación de todos los procesos e iniciativas a financiar a través del Fondo. Llama la atención que la firma contratada para ello, SYNERSIS S.A.S., experta en desarrollos informáticos, hasta hace pocos días contaba como director comercial al señor Iván Fernando Cifuentes, quien según información recibida por La W, es el compañero sentimental de Gloria Ospina.

Lo curioso es que desde Synersis se encargaron de negar que Cifuentes trabaja con ellos y desde la alta Consejería para el Posconflicto evitaron darnos información sobre el mencionado contrato. Pero lo más grave, es que antes de asumir como directora para el Posconflicto, la señora Gloria Ospína trabajó como contratista de la Organización Internacional de las Migraciones, la misma organización asociada a la ONU que un año después contrató a su novio. (Ospina fue contratista en 2016 de la OIM).

Llama la atención que el sistema SIIPO es muy similar a otro con el que ya cuenta el estado colombiano, el SIIF o Sistema Integrado de Información Financiera, y que podría haber sido utilizado por el Fondo para disminuir costos en la creación de un nuevo sistema de información. El SIIPO debió haber sido entregado en agosto de 2017, pero la Organización Internacional para las Migraciones, quien contrató directamente a SYNERSIS, firmó cuatro otrosíes adicionales permitiéndoles dilatar el plazo de entrega hasta el 30 de enero de 2018. Pero bueno, ya han pasado más de dos meses desde la citada fecha de entrega y el SIIPO todavía no ha sido abierto al público.

La OIM suscribió directamente otro contrato con la firma Nextura, por 686 millones de pesos, para desarrollar el sitio web de la Alta Consejería para el Posconflicto, liderada por Rafael Pardo, contrato que debía concluirse el 6 de junio de 2017 pero que terminó dilatando su plazo hasta el 30 de septiembre de 2017, a través de dos otrosíes. Fuentes se preguntan por qué recursos de cooperación internacional se destinan para el rediseño del sitio web de una dependencia de la Presidencia de la República, y si vamos más allá, por qué se utilizan a este tipo de organizaciones para contratar montos tan elevados directamente.

Otro de los hechos que ha causado malestar es la manera en que se han venido estableciendo los cronogramas para las convocatorias de los proyectos financiados por el Fondo Colombia en Paz. Según fuentes consultadas por La W los plazos establecidos para la estructuración y presentación de proyectos son exageradamente cortos en relación con todos los componentes e información que deben entregarse para participar en los procesos de selección. Expertos en proyectos de alto impacto social consultados por La W aseguraron que plazos de dos semanas para la presentación de proyectos, como algunos de los que ha propuesto el Fondo, son completamente inalcanzables.

De esta observación se desprende otro de los hechos que ha llamado la atención a los observadores del trabajo que se adelanta por parte del Fondo Colombia en Paz: el rol de la asesora de medio ambiente, Wendy Arenas.

Según fuentes de La W, Arenas estaría impedida para preparar o evaluar convocatorias relacionadas con su campo, toda vez que su esposo Martin Von Hildenbrand es la persona que se encuentra al frente de la Fundación Gaia, que podría participar y beneficiarse de algunas de las convocatorias, y, al mismo tiempo, ella es fundadora de la firma consultora en asuntos medioambientales Alisos, que también podría verse beneficiada por los proyectos que surjan del Fondo.

A pesar de estas observaciones, ha trascendido que Wendy Arenas sería una de las favoritas para reemplazar en el cargo de la coordinación del Fondo Colombia Sostenible a Marcela Huertas, a pesar de que su nombre nunca estuvo entre los siete candidatos preseleccionados por el BID para ocupar esa posición y de hecho su hoja de vida ni siquiera estuvo entre las de los primeros postulados para ocupar ese cargo.

De ser así, Wendy Arenas quedaría con recursos cercanos a los 200 millones de dólares para contratar a través del Fondo Colombia Sostenible además de 100 millones de dólares más provenientes de créditos otorgados al gobierno de Colombia.