¿Hasta dónde las publicaciones personales en redes sociales pueden ser publicidad?
En Sigue La W, expertos analizan sobre si la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) se extralimitó o no al ordenarle a Natalia París no promocionar el dióxido de cloro.
En diálogo con Sigue La W, Linda Patiño, analista digital, escritora y periodista de tecnología, explicó que la guía de los influenciadores publicada el año pasado para regular la publicidad en redes sociales “está llena de vacíos”, puesto que “no es un marco legal vinculante y no se expresa quién es un influenciador”.
“El tema de adaptar la Ley de Protección al Consumidor al mundo digital es importante, pero todavía hay vacíos que nos hacen pensar hasta dónde llega la publicidad de estas personas”, explicó.
Con respecto a la responsabilidad de Natalia París, modelo colombiana, con recomendar el uso de dióxido de cloro para combatir el coronavirus, Patiño afirmó que “no es responsabilidad legal, es alguien dando una opinión. La pregunta es si lo que recomendamos en redes sociales nos hace responsable si ese producto es bueno o no”.
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Jorge Enrique Sánchez, exdelegado de protección al consumidor de la SIC, comentó, por su parte, que el debate reside en “dónde se traza la línea de la libertad de expresión y la línea de la publicidad comercial, y si la SIC (Superintendencia de Industria y Comercio) tiene la autoridad para hacerse a cargo de todo esto”.
“Difícilmente, la declaración (de Natalia París) podría ser tomada como publicidad comercial. Es una persona haciendo una recomendación bastante impertinente, pero no está promocionando marca alguna. Un consumidor racional no va a interpretar ese mensaje como un incentivo a la compra y consumo de ese producto”, aseveró Sánchez, explicando, sin embargo, que “la libertad de expresión también tiene límites, y la salubridad pública es uno de los límites”.