El caso de un sacerdote joven: Juan Diego Rodas
Rodas se encuentra suspendido por las denuncias en su contra por parte de un menor de edad, todo indica que el sacerdote confesó los hechos ante la Iglesia.
Este caso es doloroso por la historia misma del protagonista. Creció en en el barrio La Sierra, comuna 8 de Medellín. Pudo vencer las adversidades del conflicto armado que vivió su barrio por años, con una meta clara en su vida: ser sacerdote. Lo logró en 2010 a sus 28 años. Desde entonces su ministerio lo desempeñó siempre como vicario parroquial de San Javier, Santa Inés, San Juan de la Cruz y San Marcos en Envigado, donde en los últimos meses se habrían presentado los hechos que llevaron a su suspensión y a que su caso sea evaluado por la Santa Sede.
En varias oportunidades se trató de localizar al sacerdote. En una comunicación vía WhatsApp respondió lo siguiente a la pregunta, ¿dónde está trabajando ahora?: «Juan. Yo le pedí al obispo un tiempo de descanso. Llevaba mucho rato trabajando con comunidad de jóvenes y ya estaba cansado. Entonces no tengo nombramiento. Estoy de relax».
Se le insistió en un encuentro en Medellín para que diera su opinión sobre las acusaciones, pero desapareció. Nunca volvió a contestar. En la parroquia de San Marcos no tienen razón de él. El padre Camilo, uno de los vicarios parroquiales afirmó haberse despedido de Juan Diego hace días en muy buenos términos, y que no conoce las razones por las que salió.
La parroquia de San Marcos en Envigado tiene a su vez colegio parroquial. El vicario parroquial generalmente asume las funciones de capellán. En ese contexto se desarrollaba la actividad pastoral del padre Juan Diego en esta comunidad de Envigado. No se tiene el panorama completo de la denuncia de la supuesta víctima. Lo que se sabe es que unos chats muy comprometedores entre el sacerdote y un menor de edad habrían sido el detonante de la denuncia ante las autoridades eclesiásticas. Esto respondió el arzobispo de Medellín, monseñor Ricardo Tobón.
El padre Rodas dijo haberle pedido permiso al arzobispo. Este lo desmiente y asegura haberlo suspendido. Como en todos los otros casos presentados, la autoridad civil es ignorada. No existe denuncia en Fiscalía y el arzobispo insiste en que ni él ni la arquidiócesis denuncian. Su Derecho Canónico investiga y juzga. Reconoce monseñor que el sacerdote le acepta las acusaciones que hay contra él. ¿No es eso suficiente para presentar el caso ante la justicia penal?