Edificio Mónaco, la huella de Pablo Escobar que dejó de existir en Medellín
El atentado con carro bomba contra la familia del narcotraficante que vivía en la edificación marcó el inicio de una sangrienta guerra con el Cartel de Cali.
La historia del edificio Mónaco, fortaleza de Pablo Escobar en Medellín, está estrechamente ligada al narcoterrorismo que sufrió la ciudad en las décadas de los 80 y 90.
614 policías asesinados; 46.612 personas muertas en la ciudad entre 1983 y 1994 y 107 personas asesinadas tras una bomba puesta en un avión de Avianca el 27 de noviembre de 1989, son algunas de las cifras que reflejan ese oscuro capítulo de la historia del infame Cartel de Medellín.
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El edificio, que dejó de existir este viernes 22 de febrero gracias a una implosión que duró algo más de tres segundos, era un símbolo del poderío del Cartel de Medellín en la ciudad y también un doloroso recuerdo del narcoterrorismo que marcó las vidas de los 'paisas' y Colombia entera.
Fue cuidadosamente construido. Escobar lo levantó en un lote de casi 5.000 metros cuadrados en el barrio Santa María de Los Ángeles, en El Poblado, justo al frente del exclusivo Club Campestre de Medellín, del que son socias las familias más prestantes de la ciudad.
Los guías que hacen tours por la ciudad cuentan que Pablo Escobar lo construyó en ese sector como retaliación hacia el Club Campestre que lo rechazó como miembro. “Él como venganza compra el lote de El Poblado y construye un edificio donde podía ver a la gente del club desde las alturas”, narra Manuel Garcés, gerente de Epic Tours Medellín.
Tenía rejas en los techos para evitar que cualquier atacante entrara desde arriba. Un cuarto de pánico con ducto de ventilación que fue creado para que la familia pudiera sobrevivir en caso de que atacaran el edificio con gases. También tenía tanques de agua en caso de que la familia Escobar tuviera que vivir encerrada durante meses.
Una enorme bóveda con puertas de alta seguridad fue creada para guardar el dinero del llamado ´capo de capos´.
El apartamento principal en el que vivía la familia de “El Patrón” estaba ubicada en los dos últimos pisos del edificio. El penthouse fortificado que coronaba la construcción fue clave en la madrugada del 13 de enero de 1988, cuando el Cartel de Cali hizo explotar frente al edificio un carro con 80 kilos de dinamita.
Aunque el edificio sufrió serios daños no se derrumbó y la familia Escobar salió con vida. Manuela, hija menor de Escobar, perdió temporalmente la audición debido a la explosión.
Ese día marcó el inicio de una sangrienta guerra entre carteles que en 1991 llegó a posicionar a Medellín como la ciudad con más homicidios en el mundo.
Después de la muerte de Escobar, el 2 de diciembre de 1993, el gobierno colombiano intentó darle diversos usos al edificio, incluido ser la sede del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía en Medellín, sin embargo los intentos fracasaron, según dicen algunos en la capital de Antioquia, por los altos costos de la edificación.
Durante años las ruinas del edificio estuvieron sin ningún uso, excepto para ser una de las paradas obligadas de los ´narcotours´ de la ciudad, donde se narraba la vida estrambótica de Pablo Escobar, el narcotraficante más famoso del mundo a juicio de muchos.
Finalmente, la Alcaldía de Medellín decidió derrumbarlo de forma controlada y usar el espacio para un memorial de las víctimas.
El parque se llamará “Inflexión” como referencia al cambio que busca tener la ciudad en la forma como se narra el narcoterrorismo. “Se honrarán las vidas y las memorias” de los que sufrieron el embate del narcotráfico en la ciudad, indicó Federico Gutiérrez, actual alcalde de Medellín.
Inflexión será parte de un circuito de esculturas, museos y espacios que narrarán los diferentes homicidios de los que fue responsable el Cartel de Medellín. Los puntos estarán distribuidos por la ciudad. Habrá uno en la plaza de toros de La Macarena, donde estalló un carro bomba 28 años atrás. Otro en el barrio La Floresta, punto donde asesinaron en agosto de 1989 al general Valdemar Franklin Quintero, comandante de la Policía de Medellín, entre otros puntos de homenaje a las víctimas.
“Este será nuestro Tour de la Memoria”, resaltó el alcalde. “Creemos en el poder transformador del arte porque hemos sido testigos de cómo la música, la pintura, la escultura cambian vidas”, añadió Gutiérrez.
El gobierno colombiano insiste en que esta es una estrategia para dejar de mitificar a los narcotraficantes y contrarrestar la cultura del dinero fácil que se creó en Medellín durante las épocas más duras de los carteles.