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Disfruté hacer radio: Consuelo Luzardo

W Radio llega con El Encierro para hacer más agradable el aislamiento. La actriz colombiana de televisión, teatro y cine conversó con Alberto Casas.

El Encierro de este 22 de abril recibe a la actriz colombiana de televisión, teatro y cine, Consuelo Luzardo. 

Alberto Casas le dio la bienvenida y la describió como una “una mujer que se identifica con la época de oro de la televisión colombiana, de un atractivo indiscutible, por su talento y por su capacidad de adaptarse a los papeles más disimiles del teatro y la televisión”.

Esta actriz que nació el 26 de mayo de 1945, de rasgos suaves, mucha personalidad y amante de jazz, es reconocida como una de las precursoras de los mejores momentos de la pantalla chica.

Inició hablando sobre su timidez que con los años ha aprendido a manejarla mejor. “Lograr que no se me note tanto. Creo que eso fue lo que logró que cuando yo dije que quería estudiar teatro en la Escuela Nacional de Arte dramático, papá y mamá dijeran ‘ok’”, dijo.  

Empezó en las tablas a los 13 años que para Consuelo era un “mundo maravilloso de gente grande, estaba enamorada, fascinada, alucinada, me parecía mágico. Yo estaba feliz y plena”.

Cuando se paró en el escenario, no lo podía creer, le encantó la experiencia y decidió quedarse el resto de su vida ejerciendo esta profesión.

Curiosamente con el teatro no sentía esa timidez que le producía angustia cuando estaba con gente que no conocía. “No me daba pena hacer los ejercicios o pararme al frente”, relató la actriz.

Recordó a Víctor Mallarino Botero que para Alberto Casas era “la luminosidad total por su manera de ser, vestirse, peinarse, hablar, recitar, actuar, era francamente maravilloso. En Colombia todavía se le debe el reconocimiento como autor de la exitosa escuela de teatro que desde ese momento se vive”, y que llevó de la mano y fue el mentor de Consuelo Luzardo, tal como ella lo reconoce.  

Mientras hizo sus cuatro años de estudio en la Escuela Nacional de Arte Dramático, trabajó en muchos montajes y luego empezó a hacer teatro con otros grupos. Cómo el medio era tan pequeño, la gente que estaba formada era muy requerida. También hizo mucha radio, por lo tanto, adoró hacerla, la disfrutó, dijo emocionada.

Su vida social se divida entre la Escuela y sus eventos familiares. El resto del tiempo lo usaba para estudiar porque además debía ir a los ensayos, y estaba terminado el bachillerato.

Por otro lado, su hermano, el cineasta, Julio Luzardo, llegó en 1968, se convirtió en su policía. La acompañaba a todos lados para tranquilidad de sus padres, y a veces, de ella. 

Le gustaba reunirse con sus compañeros artistas, nadaístas, teatreros y escritores un sitio que se llamaba ‘El Cisne’ y que era muy popular para la época.

Su gusto por el Jazz clásico se lo debe a su papá que viajaba mucho al extranjero y de quien le heredó su preferencia por este ritmo musical de los años 30, 40 y 50. Manifestó que “en la casa no había antecedentes artísticos, yo tampoco me explico por qué terminé en teatro, pero se oía muy buena música”

Finalmente dijo que “los tres hermanos terminamos en el mundo del entretenimiento. Celmira, que era la menor se dejó contaminar de sus hermanos mayores. El mayor, director de cine y su hermana, actriz".

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