‘La Chirichota’: los clásicos resucitan y descubren el reguetón
La agrupación española La Chirichota desafía el tiempo y las convenciones al imaginar un mundo donde los grandes compositores clásicos renacen para enfrentarse a los sonidos de la música contemporánea.
‘La Chirichota’: los clásicos resucitan y descubren el reguetón

La propuesta de La Chirichota surge de una premisa fascinante: ¿qué pensarían Mozart, Beethoven, Bach y Vivaldi si despertaran en el siglo XXI y se enfrentaran a la música urbana, el reguetón y los sonidos electrónicos? Con un tono satírico y teatral, la agrupación crea un espectáculo en el que los genios de la música clásica deben adaptarse -o resistirse- a la revolución digital y a las nuevas formas de hacer música.
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“El espectáculo critica el reguetón, pero al mismo tiempo reconocemos que algo están haciendo bien”, comentaron durante la entrevista, dejando claro que su obra no se trata de una negación de los nuevos géneros, sino de una reflexión sobre cómo la música ha evolucionado y cómo los tiempos cambian. La puesta en escena juega con la imagen de compositores vestidos con pelucas barrocas, enfrentados a beats urbanos y sintetizadores modernos, generando un contraste tanto cómico como reflexivo.
Uno de los elementos más interesantes de la propuesta es la división de personajes: algunos clásicos intentan adaptarse y explorar la tecnología musical actual, mientras que otros prefieren resistirse y mantenerse en la pureza de su legado. “Renovarse o morir”, dicen algunos, mientras otros prefieren “morir antes de cambiar”.
El nombre del grupo también tiene su historia. Chirichota es un juego de palabras basado en “chirigota”, un género del carnaval de Cádiz donde los participantes se disfrazan y crean repertorios satíricos desde un punto de vista crítico y humorístico. En este caso, los integrantes decidieron darle su toque canario, aprovechando la pronunciación del fonema “che” característico de las islas.
Con un humor inteligente, una ejecución impecable y una propuesta única, Chirichota está logrando llevar la música clásica a nuevas audiencias, demostrando que ni el pasado ni el presente son absolutos: todo es cuestión de perspectiva.