De las balas a las sonrisas: la Navidad que transformó a los niños de El Plateado, Cauca

En el corazón del Cañón del Micay, entre montañas imponentes y caminos desolados, yace El Plateado, un corregimiento del Cauca que durante décadas fue símbolo del abandono estatal y del impacto del conflicto armado en Colombia. Sus calles, donde los niños aprendían a jugar con pistolas de juguete y soñaban con ser guerrilleros, cambiaron el 18 de diciembre pasado, cuando sonrisas infantiles reemplazaron los ecos de la violencia.Esta pequeña comunidad, donde aún resuenan las cicatrices de la guerra, fue testigo de un acto de esperanza. Más de 2.000 regalos llegaron en helicópteros del Ejército Nacional, fruto de una alianza entre Soluciones W y Pepe Ganga. Para los niños de El Plateado, que por años vieron su infancia secuestrada por la guerra, este gesto marcó un antes y un después. La idea de llevar una Navidad diferente a los niños de El Plateado nació de un momento que marcó al general Federico Mejía, comandante de la Tercera División del Ejército Nacional. “Recuerdo a un niño, de no más de seis años, que me apuntó con una pistola de juguete. Le dijimos que eso no estaba bien, y él respondió: ‘Es lo que he visto aquí toda mi vida”, relató en los micrófonos de W Radio.Ese encuentro lo llevó a contactar a Soluciones W, con una propuesta sencilla pero poderosa: “Quiero que estos niños sepan que hay algo más allá de la violencia. Quiero que sonrían, aunque sea por un día.” La respuesta fue inmediata. Pepe Ganga, la reconocida cadena de jugueterías que celebra 50 años de historia, se unió al sueño donando dos mil regalos (más de cien millones de pesos) para los niños de El Plateado. “ Nuestros niños son nuestra inspiración. Cuando escuchamos esta historia, supimos que debíamos actuar,” afirmó María Helena León, gerente general de la compañía. La esperanza cobraba forma.Llegar a El Plateado no fue tarea fácil. El equipo de W Radio, acompañado por el Ejército Nacional, enfrentó un ambiente tenso y geográficamente complejo. Desde el aterrizaje, logrado heroicamente por los pilotos del Ejército Nacional, hasta el hostigamiento con ‘tatucos’ para amedrentar la jornada . Sin embargo, cada desafío valió la pena cuando las primeras cajas fueron abiertas y la emoción inundó a los niños. “Recuerdo a un niño jugando con un tractor en la arena minutos después de recibirlo. Esa imagen lo vale todo” , contó José David Rodríguez, periodista de W Radio. Entre los pequeños, una niña compartió su ilusión de convertirse en enfermera: “Quiero ayudar a la gente”, dijo con inocencia, mientras sostenía su regalo.El ambiente, aunque cargado de esperanza, reflejaba las dificultades del corregimiento. Los soldados, que sacrifican la Navidad con sus familias para proteger a esta comunidad, son vistos como héroes por los niños, quienes ahora sueñan con ser soldados, doctores o maestros, dejando atrás un destino marcado por la violencia. “Nosotros estábamos muy tristes porque pensábamos de que todo se iba a destruir y que seguiríamos así en esta ruina, pero vinieron acá y estamos felices de que nos hayan dado regalo de Navidad” Indicó uno de los niños que participó dentro de la jornada.La entrega simboliza algo más profundo que un momento de felicidad. Representa un nuevo comienzo para un corregimiento que, por años, vivió bajo el dominio de grupos armados. Con la Operación Perseo, el Ejército busca garantizar la seguridad para que proyectos de desarrollo lleguen a El Plateado, pero el camino es largo. “Es un pueblo donde se respira pobreza y desconfianza. Han sido décadas de abandono”, relató Laura, periodista de W Radio. Sin embargo, esta Navidad dejó una semilla de esperanza. Los niños, que antes jugaban con balas, ahora dibujan un futuro donde sus sueños pueden florecer.El general Mejía resumió el impacto de esta jornada: “Por fin los niños dejaron de llorar por el miedo y encontraron la alegría. Este es el clamor de una comunidad que pide paz” . Aunque las condiciones siguen siendo difíciles, lo vivido en E l Plateado es prueba de que incluso en los rincones más oscuros de Colombia, la esperanza puede abrirse paso. “Cada sonrisa y cada abrazo de cada niño, vuelve a encender la luz de esperanza. Sintiéndose amado y sintiendo que como país nos hacemos cargo de cuidarlo y protegerlo. Queremos decirles que los estamos viendo y que ellos no tienen la culpa ”. Aseguró la CEO de Pepe Ganga.Ahora, el reto para todos es garantizar que estas acciones no se queden en un gesto aislado. La reconstrucción del tejido social en El Plateado requiere no solo de regalos, sino también de educación, salud y oportunidades. Iniciativas como esta son un faro que guía el camino hacia la paz, recordándonos que transformar vidas es posible cuando las instituciones, las empresas y la sociedad civil trabajan de la mano. Mientras el sol se ocultaba tras las montañas, los ecos de las risas infantiles seguían resonando, iluminando el horizonte de un futuro que, por primera vez en mucho tiempo , parece lleno de posibilidades.