Irán liberó temporalmente a la nobel de la paz Narges Mohammadi por temas de salud
La activista, de 52 años, salió de la prisión de Evin en Teherán al grito de “Mujer, Vida, Libertad”, lema del movimiento de revuelta popular de 2022 en la República Islámica.
La iraní Narges Mohammadi, Premio Nobel de la Paz encarcelada en Teherán desde noviembre de 2021, fue liberada temporalmente de prisión el miércoles 4 de diciembre por razones médicas.
La activista, de 52 años, salió de la prisión de Evin en Teherán al grito de “Mujer, Vida, Libertad”, lema del movimiento de revuelta popular de 2022 en la República Islámica, contaron sus familiares.
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“Salió con un buen estado de ánimo, un estado combativo, a pesar de su salud muy frágil”, contó su marido, Taghi Rahmani.
La ONU pidió su “liberación inmediata e incondicional”.
Mohammadi fue condenada y encarcelada en varias ocasiones durante 25 años por su lucha contra el velo obligatorio para las mujeres y contra la pena de muerte. Pasó gran parte de la última década tras las rejas.
“La primera cosa que me dijo fue que salió sin velo y gritando ‘Mujer, Vida, Libertad’”, indicó su hijo Ali, de 18 años, en una conferencia de prensa en París. Él y su hermana gemela Kiana no ven a su madre desde 2015 ni tenían contacto con ella desde hacía dos años.
“La segunda, y la más importante, es que seguirá luchando contra la República Islámica de Irán, para que el apartheid de género sea reconocido como un crimen universal en todo el mundo, y también contra la pena de muerte”, añadió el joven.
Según su comité de apoyo, Narges Mohammadi se encuentra en una residencia privada donde, por el momento, es libre de sus movimientos.
Por la mañana, su abogado iraní, Mostafa Nili, anunció que su clienta había recibido una suspensión temporal de su pena de prisión por tres semanas.
“La razón es su estado físico después de la extirpación de un tumor y un injerto óseo realizados hace 21 días”, precisó Nili en la red social X, bloqueada en Irán.
Prisionera de conciencia
El comité de apoyo de Narges Mohammadi reaccionó desde París afirmando que su liberación temporal era “insuficiente”y recordando que padecía “numerosas patologías pulmonares y cardíacas”.
“Después de una década de encarcelamiento Narges necesita atención médica especializada en un entorno seguro”, declaró el comité en un comunicado.
Estas tres semanas de “permiso” no serán “descontadas de su pena de prisión, lo que demuestra una vez más que no se hacen concesiones a Narges Mohammadi”, lamentó su esposo, que participó en una videoconferencia de prensa desde el extranjero.
Según sus apoyos, la liberación solo fue posible a cambio de una fianza de 8.500 millones de toman (alrededor de 78.800 dólares).
En Oslo, el Comité Nobel noruego instó a las autoridades iraníes a liberar definitivamente a la galardonada en 2023.
“Pedimos a las autoridades iraníes que pongan fin definitivamente a su encarcelamiento y que se aseguren de que reciba un tratamiento médico adecuado”, dijo su presidente, Jørgen Watne Frydnes.
La ONU pidió también la liberación “incondicional” de Narges Mohammadi, quien cumplía una pena en la sección de mujeres de la prisión de Evin en el norte de Teherán, junto a unas cincuenta prisioneras.
Considerada como una “prisionera de conciencia” por Amnistía Internacional, nunca dejó de luchar desde la prisión, desde donde regularmente envía mensajes.
Encarcelada, no pudo recibir el Nobel que se le otorgó por su lucha contra la pena de muerte.
La activista iraní fue condenada en junio a una nueva pena de un año de prisión por “propaganda contra el Estado”. Rehusó asistir a la audiencia de su juicio después de haber solicitado, sin éxito, que esta fuera abierta al público.
A principios de noviembre apoyó a una estudiante iraní detenida después de despojarse de su ropa en público frente a una universidad en Teherán.
El movimiento “Mujer, Vida, Libertad” se desencadenó por la muerte en detención el 16 de septiembre de 2022 de Mahsa Amini, una joven kurda iraní de 22 años arrestada por presunto desacato del estricto código indumentario islámico.
Las marchas, lideradas por mujeres, duraron meses, pese a una represión implacable que se saldó con 551 muertes y miles de detenciones, según organizaciones de defensa de los derechos humanos.