Al Oído: renuncia o despido, pero Ricardo Bonilla se debe ir

Diciembre y su noche buena se les adelanta especialmente a nuestros políticos.

Maravilloso año cierra el asesor Armando Benedetti, quien, contra todos los pronósticos e incluso las cantadas de victoria de funcionarios del mismo Gobierno, volvió riendo, aconsejando al presidente como muchos quisieran, sin importar sus agresiones verbales a otras personas del gabinete y bueno negando lo evidente. Gran diciembre le espera.

Noche buena también adelantada para el ministro Bonilla, a quien no importa que se conozca ni cuántos funcionarios hablen y confiesen en su contra, lo respalda el presidente y hasta el momento demuestra que se defenderá desde el cargo.

Es que, de verdad, no hay un fetiche diferente para los políticos que defenderse en el cargo en el que están. Son de película.

Noche Buena en el Congreso: el Ministerio de Hacienda informó, a través de la respuesta a un derecho de petición de la representante Katherine Miranda, que la reforma al Sistema General de Participaciones (SGP) puede costar hasta 263 billones de pesos.

“Quiebra al Estado” fue lo único que dijo la representante Katherine Miranda. Y ojo, hoy el Estado no tiene capacidad de girar esos recursos, pero, además, qué angustia, ¿se imaginan cómo podría incrementar la corrupción? En fin.

El Senado aprobó en tercer debate la reforma política que revive el transfuguismo, permitiendo a los congresistas cambiar de partido cada cuatro años sin perder su curul. Además, se aprobó la lista cerrada para elecciones a corporaciones públicas y se eliminó el artículo que permitía crear partidos políticos según el número de afiliados.

Noche Buena la que se nos enseñó gracias a la gran representante Susana Boreal, esa famosa frase “si usted cree que la educación es cara pruebe con la ignorancia”.

Noche Buena es la que se aleja de los ciudadanos de a pie porque es inexplicable que un país rico en hidrocarburos termine teniendo que importar lo que tiene. Perjudican el bolsillo de los colombianos por obsesiones ideológicas.