Diciembre y su noche buena se les adelanta especialmente a nuestros políticos.Maravilloso año cierra el asesor <b>Armando Benedetti, </b>quien, contra todos los pronósticos e incluso las cantadas de victoria de funcionarios del mismo Gobierno, <b>volvió riendo, aconsejando al presidente como muchos quisieran</b>, sin importar sus agresiones verbales a otras personas del gabinete y bueno negando lo evidente. <b>Gran diciembre le espera</b>.<b>Noche buena también adelantada para el ministro Bonilla, a quien no importa que se conozca ni cuántos funcionarios hablen y confiesen en su contra</b>, lo respalda el presidente y hasta el momento demuestra que se defenderá desde el cargo.Es que, de verdad, <b>no hay un fetiche diferente para los políticos que defenderse en el cargo en el que están. </b>Son de película.Noche Buena en el Congreso: <b>el Ministerio de Hacienda informó</b>, a través de la respuesta a un derecho de petición de la representante Katherine Miranda, <b>que la reforma al Sistema General de Participaciones (SGP) puede costar hasta 263 billones de pesos.</b><b>“Quiebra al Estado” fue lo único que dijo la representante Katherine Miranda.</b> Y ojo, hoy el Estado no tiene capacidad de girar esos recursos, pero, además, qué angustia, ¿se imaginan cómo podría incrementar la corrupción? En fin.<b>El Senado aprobó en tercer debate la reforma política</b> <b>que revive el transfuguismo</b>, permitiendo a los congresistas cambiar de partido cada cuatro años sin perder su curul. Además, se aprobó la lista cerrada para elecciones a corporaciones públicas y se eliminó el artículo que permitía crear partidos políticos según el número de afiliados.<b>Noche Buena la que se nos enseñó gracias a la gran representante Susana Boreal</b>, esa famosa frase <b>“si usted cree que la educación es cara pruebe con la ignorancia”.</b><b>Noche Buena es la que se aleja de los ciudadanos de a pie</b> porque es inexplicable que un país rico en hidrocarburos <b>termine teniendo que importar lo que tiene</b>. Perjudican el bolsillo de los colombianos por obsesiones ideológicas.