Cinco gazatíes, tres de ellos del World Central Kitchen, murieron en ataque israelí
Mientras se aseguraba el convoy con ayuda humanitaria, unos bandidos intentaron apoderarse de mercancía, cuando un dron israelí disparó a la parte trasera de uno de los camiones, según relató un testigo.
Al menos cinco palestinos, incluidos tres trabajadores de la oenegé World Central Kitchen (WCK), murieron este sábado tras ser atacado su vehículo por un dron israelí en la ciudad de Jan Younis, sur de Gaza, ocho meses después del ataque israelí que mató a siete de sus empleados en abril.
Mientras se aseguraba el convoy con ayuda humanitaria, unos bandidos intentaron apoderarse de mercancía, cuando un dron israelí disparó a la parte trasera de uno de los camiones, según relató a EFE un testigo. Entonces, varias personas se acercaron a ayudar y los drones lanzaron otro misil contra el todoterreno donde viajaban los trabajadores, que llevaban el logotipo de la ONG del chef español José Andrés
Entre los empleados muertos se encuentra el responsable de las cocinas comunitarias en el este de Jan Yunis del WCK, un conductor y el encargado de evaluación y monitoreo, detallaron fuentes locales que ubicaron el suceso en la carretera de Salah al Din, en la zona de Satar al Sharqi en el noreste de Jan Yunis.
El Ejército israelí confirmó, horas después, que uno de los muertos, Hazmi Kadih, era un miliciano que había participado en la masacre del 7 de octubre en el Kibutz Nir Oz, según un comunicado castrense, y que habían recibido información de inteligencia “creíble sobre su ubicación en tiempo real”.
“El terrorista trabajaba para la organización WCK”, reconoce el comunicado castrense, que pide a la comunidad internacional y a la administración de la oenegé que investiguen su contratación.
En un comunicado anterior, el Ejército denunció que el vehículo civil no usaba distintivos y que su movimiento “no estaba coordinado para el transporte de ayuda”.
Las facciones islámicas en Gaza denunciaron en un comunicado que “este crimen revela aspectos peligrosos y violaciones horribles relacionadas con los objetivos de la guerra de exterminio y está vinculado con privar a la población de la zona asediada de obtener alimentos, agua y medicinas”.
“Estos crímenes repetidos que apuntan a organizaciones humanitarias, asociaciones de socorro, centros de preparación y distribución de alimentos y convoyes de ayuda son mensajes directos de amenaza y terror a todos los organismos activos en el trabajo humanitario”, lamenta el texto.
El pasado 2 de abril, otros siete trabajadores del WCK murieron en un triple ataque israelí contra su convoy humanitario cuando abandonaban un almacén en Deir al Balah, centro de Gaza, pese a haber coordinado sus movimientos con el Ejército israelí.
Tres días más tarde, el Ejército dijo que se trató de un “error” al creer que en él vehículo viajaban dos milicianos armados de Hamás. Murieron el palestino Saifeddin Ayad Abutaha, la australiana Lalzawmi Frankcom, el polaco Damian Soból, el canadiense-estadounidense Jacob Flickinger y los británicos John Chapman, James Henderson y James Kirby.
Aunque iba perfectamente identificada, la caravana recibió el impacto de tres misiles disparados por un dron, lo que fue “una grave violación de las órdenes y de los procedimientos operativos estándar de las Fuerza de Defensa de Israel”, concluyó la investigación militar, que cesó a los responsables.