Soluciones W: el sueño cumplido de una escuela rural en Antioquia
La esperanza llegó a Yarumal gracias a Dinámica Tecnológica. 40 computadores, una comunidad unida y un futuro brillante espera por los estudiantes.
En lo alto de las montañas de Antioquia, donde los caminos de piedra son testigos de vidas resilientes, una pequeña escuela rural vivió un día que marcará un antes y un después.
La institución educativa El Rosario, ubicada en la vereda Aguacatal de Yarumal, recibió una donación que transformará la manera en que sus estudiantes sueñan y aprenden: 40 computadores totalmente equipados, gracias a la iniciativa de Jhovan Lopera, CEO de Dinámica Tecnológica, y Soluciones W.
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Un llamado que resonó en corazones solidarios
Todo comenzó cuando María Alejandra Giraldo, la única docente de la escuela, compartió en La W las condiciones adversas en las que sus 47 estudiantes luchan por acceder a la educación.
“Solo tenemos 9 computadores para todos los grados de bachillerato, y eso limita enormemente las posibilidades de aprendizaje”, explicó con la voz cargada de emoción.
Su relato tocó fibras en el equipo de Dinámica Tecnológica y no dudaron en actuar: “Cuando escuché la historia, sentí que teníamos que hacer algo. Creemos en el poder transformador de la tecnología y quisimos ser parte de esta solución”, afirmó Jhovan Lopera.
Soluciones W: 40 Computadores para la Escuela Rural en Yarumal, Antioquia
Así, la promesa de dotar a la escuela con 40 computadores completamente equipados, con teclado, mouse, cámara y micrófono, se hizo realidad. Pero esta donación iba más allá de los dispositivos: incluía acompañamiento en talleres y pautas tecnológicas para garantizar que los estudiantes y la profesora pudieran aprovechar al máximo estas herramientas.
La travesía hacia la esperanza
En días pasados, el equipo de Dinámica Tecnológica emprendió un viaje de cuatro horas desde Medellín hacia la vereda Aguacatal, llevando no solo computadores, sino un mensaje de esperanza. Los acompañó don Filiberto Vargas, un conductor de acarreos que escuchó la historia en La W y se ofreció para transportar los equipos.
“Fue un trayecto difícil, media hora por carretera destapada, pero valió la pena cada minuto. Ver la alegría de estos niños me llenó el corazón”, relató emocionado.
Al llegar, la magia ocurrió: niños de todas las edades, con sonrisas llenas de ilusión, bajaron por el camino empedrado para ayudar a subir las cajas. Cada paso hacia la escuela era un paso hacia el futuro que tanto habían soñado.
“Ver a estos niños cargando las cajas con tanta emoción fue inolvidable. Era como si estuvieran llevando esperanza en sus manos”, recordó Jhovan.
La entrega: tecnología que transforma vidas
En la escuela, los 40 computadores comenzaron a cobrar vida. Cada estudiante destapó su caja, conectó los dispositivos y recibió explicaciones sobre su uso. “Pasamos un día maravilloso porque aprendimos, compartimos y disfrutamos esta nueva tecnología. Esto es un sueño hecho realidad”, expresó la profesora María Alejandra con gratitud.
Para Karen Alzate, una estudiante de secundaria, los computadores significan mucho más que un recurso educativo: “Esto mejora nuestra calidad de vida. Ahora podemos investigar sobre cualquier tema. Nunca pensamos que algo así sucedería, y mucho menos de esta forma tan inesperada”, compartió emocionada.
Los colaboradores también quedaron impactados por la comunidad. “Nos llevamos una grata sorpresa. Estos niños son respetuosos, amables y tienen un gran léxico. La forma en que los mayores cuidan a los pequeños es admirable. Es una familia hermosa”, reflexionó uno de ellos.
La llegada de los computadores no solo cambiará las aulas; también transformará la forma en que esta comunidad rural se conecta con el mundo. “Creemos que la educación puede transformar las veredas y toda nuestra región. Desde acá, desde el campo, queremos demostrar que todo es posible”, concluyó María Alejandra.