Energía: con esta alianza, el Caribe colombiano se posiciona como referente nacional
La transición energética en la región no solo busca aprovechar sus recursos, sino integrar a todos los actores clave. Una apuesta ambiciosa por la sostenibilidad que toma forma con voluntad de todos los actores.
La región Caribe es rica en recursos solares y eólicos, dos aspectos atractivos que la han venido posicionando como un territorio ideal para el desarrollo de proyectos enfocados en promover la transición energética en Colombia.
Según el Ministerio de Minas y Energía, por ejemplo, la región cuenta con el 80% del potencial de generación de energías limpias a nivel nacional, una oportunidad que, añaden expertos, puede generar un impacto significativo en la nación, que cada día busca nuevas estrategias para construir un desarrollo social y ambiental más sostenible.
En ese sentido, la Alianza Caribe Potencia Energética surge como una plataforma colaborativa que busca reunir al Gobierno nacional, empresas, comunidades y academia, en espacios de diálogo y rastreo de soluciones que permitan desarrollar proyectos innovadores que beneficien no solo al Caribe, sino a todo el país. Además, que resuelvan temas cruciales como las tarifas elevadas y el déficit en la oferta de energía.
Durante el lanzamiento de la Alianza, que tuvo lugar en Barranquilla el 18 de noviembre, más de 40 voces expertas coincidieron con que la colaboración es el eje central a la hora de superar desafíos históricos:
“Para poder sacar adelante este gran potencial, debemos trabajar todos juntos”, aseveró Federico Echavarría, gerente de AES Colombia.
A esta premisa se sumaron voces como las de Laura Sarabia, directora del DAPRE, Juan Manuel Rojas, presidente de PROMIGAS, Elvia Sanjuán, gobernadora del César, Weildler Guerra Curvelo, doctor en antropología y miembro de la comunidad Wayuu; Jesús Pérez Benito, gerente la RAP Caribe y María Paula Moreno, directora de la Alianza, entre otras voces de autoridad del sector.
¿Cuáles son los retos del sector energético?
A lo largo de la jornada, los expertos identificaron varios retos que demandan atención urgente. Entre ellos, la infraestructura insuficiente, las limitaciones normativas y la necesidad de fortalecer las capacidades tecnológicas locales.
“El Gobierno Nacional es el aliado estratégico número uno para superar estos desafíos”, comentó al respecto María Paula Moreno, directora de la Alianza.
Por otro lado, la academia subrayó que es importante transformar la mentalidad alrededor de las energías renovables. Es decir, pasar a entenderlas como aliadas en la búsqueda de una sociedad más justa.
Para ello, mencionaron, la pedagogía es igual de indispensable que la promoción de un desarrollo industrial y tecnológico que pueda ir más allá de la instalación de herramientas importadas.
Adicionalmente, los expertos insistieron en la urgencia de establecer reglas claras en materia de legislación, a través de normativas que garanticen la participación equitativa y justa de todos los actores involucrados:
“Se deben dejar las reglas claras entre lo legal y lo ambiental”, recalcó Gelca Gutiérrez, rectora de la Fundación Universitaria del Área Andina, sede Valledupar.
Laura Sarabia, por su parte, hizo énfasis en la necesidad de que el país alcance la autosuficiencia energética para, así, dar un primer paso hacia la exportación de energía limpia: “Este objetivo está alineado con la visión de posicionar a Colombia como referente regional en América Latina”, comentó.
Inclusión y colaboración, claves para un futuro energético sostenible
Otro punto clave de la conversación fue el del rol de cada uno de los actores involucrados en la transformación energética del país. Para Weildler Guerra, representante del pueblo indígena wayuú, de La Guajira, las empresas privadas y el gobierno deben respetar las visiones que tienen los pueblos de sus territorios, ya que su conocimiento ancestral “es fundamental para garantizar que los proyectos energéticos sean realmente sostenibles y armónicos con su entorno”.
Por su parte, Jesús Pérez, gerente de la RAP Caribe, enfatizó que una transición energética justa requiere distribuir de manera equilibrada los beneficios y esfuerzos:
“Se debe involucrar a las comunidades desde las fases iniciales de planificación y diseño de los proyectos para que así se tengan en cuentas las características específicas del territorio”, comentó Pérez.
En cuanto al sector privado, Juan Manuel Rojas, presidente de Promigas, se refirió a la relevancia de planificar todos estos proyectos con una visión a largo plazo. La transición energética, aseguró, “no puede depender de ciclos políticos cortos, sino de estrategias integrales que aborden las necesidades actuales y futuras de la región”.
El presidente de Promigas también expresó que, desde su perspectiva, las consultas previas no son eficientes, pues “no aplican para todos los jugadores, como las pequeñas empresas”.
Ante ello, instó a reformar los procesos de este tipo para hacerlos más inclusivos y efectivos, garantizando el respeto y la participación de las comunidades.
Con todo, los expertos concluyeron en que el éxito de la Alianza Caribe Potencia Energética dependerá de su capacidad para equilibrar los intereses económicos, sociales y culturales de los territorios. Solo a través de un diálogo inclusivo y colaborativo, comentaron, será posible construir un futuro energético sostenible, visión que compartieron los demás presentes.