Al Oído: “Potencia mundial del turismo” y 1.600 restaurantes apagaron sus fogones

En el Gobierno que buscaba ser potencia de turismo, en un país en el que nuestra magia es la gastronomía que mueve, además la economía, a la Asociación Colombiana de la Industria de Gastronomía (Acodres). Allí se encendieron las alarmas porque dieron a conocer que en el país, en el último año, se han cerrado 1.600 restaurantes y mencionaron que las ventas han caído en un 29%.

De acuerdo con las cifras entregadas por Acodres, en el 2023 las ventas de los restaurantes bajaron en 3,8 billones de pesos, mientras que en lo que va de 2024 la caída se ubica en cerca de 2,9 billones de pesos.

Acá quiero decir, a su oído, algo que se olvida o desconocen: el 98% de los restaurantes en la capital son microempresas, el 1,4% son pequeñas empresas, el 0,2% son medianas empresas, y tan solo el 0,1% son grandes empresas.

Si se aprueba la reforma laboral, esta cifra aumentará y el desempleo y la informalidad se dispararán, ya que pretenden subir de 9 a 11 horas el recargo nocturno, el más alto de Latinoamérica, porque si bien, en Panamá es de 12, el recargo del salario por hora es del 13%; en Colombia del 35%.

Está receta va mal

Mientras el Índice General de Precios al consumidor alcanzó un 5,8% en septiembre de 2023, el sector de restaurantes sufrió un aumento del 9,1%.

Los costos de los alimentos, que antes representaban el 35% del precio total de un plato, han subido hasta el 44%, afectando directamente la rentabilidad de los restaurantes.

Algunos restaurantes y negocios han buscado como estrategia reducir días y horarios de operación, pues la nómina ocupa en promedio el 25% del total de los gastos, mientras que los arriendos representan el 14%.

¿Usted se ha preguntado en qué va el precio que le cobran por un plato? Del 100%, el 40% en alimentos, el 25% en nómina, el 4% en arriendo, el 20% en servicios públicos y ¿adivinen qué? Las utilidades ya casi que no se ven.

Sabrá el presidente que el 86 % de la decisión de un turista de regresar a un destino está relacionada con la gastronomía.

Entonces, con el corazón roto y el estómago triste, el gremio que tantas glorias le ha dado al país, a las familias, a las historias, está desprotegido y nuestros cocineros que salvan el alma con sus cucharas están a la deriva. No les importa el turismo, ni cómo enaltecen los chefs las cocinas, ni el nombre del país, ni siquiera que tengamos a la mejor chef del mundo Leonor Espinosa.

Nuestros cocineros son los mejores embajadores y les estamos fallando a quienes buscan crecer, progresar y permanecer.

Congresistas, en eso estaría bien buscar alivios y encender la lupa, pero acá prefieren ponerle la lupa a los celos de una relación.