Disidencias intensifican la minería ilegal en el río Micay, pese a prometer construir vías
Material audiovisual daba cuenta de que el grupo armado iba a usar maquinaria pesada para arreglar calles de veredas, pero información de inteligencia indica lo contrario.
Foto: Captada por aeronave de las Fuerzas Militares
La semana pasada, en redes sociales se difundieron videos y fotografías en las que se apreciaba a miembros de la estructura Carlos Patiño, de las disidencias de las Farc comandadas por Néstor Gregorio Vera, alias ‘Iván Mordisco’, entregando maquinaria para, supuestamente, arreglar y mantener vías terciarias o veredales.
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Pero la realidad de las máquinas es, afirman fuentes de las Fuerzas Militares, “completamente diferente”. Información de inteligencia militar captada desde aeronaves no tripuladas da cuenta de que al menos quince retroexcavadoras, diez dragones, ocho clasificadoras y por lo menos treinta motores son usados para la minería ilícita.
Los elementos, de acuerdo con las autoridades, son empleados en la explotación ilegal de yacimientos mineros sobre el río Micay, lo que deja “una dolorosa huella” en el agua, la fauna y la vegetación. Otra grave afectación llega en el acueducto de poblaciones como El Plateado o San Juan de Mechengue, entre otras que se surten del Micay.
Se calcula que al menos quince mil personas podrían resultar perjudicadas en su salud, sobre todo a largo plazo. Las entidades castrenses han establecido que las personas que ejecutan las tareas de minería utilizan “de manera indiscriminada” insumos químicos, como el mercurio y el cianuro, causando daños en la población y afluentes.
De acuerdo con cálculos de la zona, los actores armados estarían extrayendo al menos siete mil gramos de oro al mes, lo que generaría ganancias de al menos $4.000 millones para la Carlos Patiño, una de las facciones de las disidencias con las que el Gobierno no mantiene acercamientos, sino ofensivas militares.
En los últimos días, estructuras de ‘Iván Mordisco’ se han enfrentado con grupos adscritos a la Segunda Marquetalia con el fin de tener el control total de las rentas ilegales, como la de la explotación ilícita de yacimientos mineros, la de los cultivos ilícitos, la producción de la droga y los corredores de movilidad hacia el Océano Pacífico.
