Al Oído de los silencios que retumban.

Es preocupante e innecesario el silencio del gabinete respecto al proyecto que busca revivir la reelección presidencial de la senadora Isabel Zuleta, ¿Qué piensa el presidente Gustavo Petro de todo esto?

La verdad es que esta idea nace muerta, en primer lugar, porque no contaría con los votos suficientes. Lo que sí nos permite ver es que, tal y como lo hemos advertido en distintas ocasiones, las implosiones afectan la tarea para la que se supone que fue encomendado el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, que es la de generar un acuerdo nacional.

Entonces, ¿en qué traduce esta idea? En la división en el Pacto Histórico y en que todos empiezan a buscar cómo permanecer para ganarse un puesto en la lista cerrada que –hay que decirlo– no es seguro que nuevamente sea esto lo que asusta a muchos de los congresistas actuales que nunca se han medido y saben que no tienen votos.

Recuerden que el ministro Cristo, desde su llegada, anunció que “el calendario no se toca” y que “vamos a tener elecciones en el 2026″, por lo que esa idea complicaría las negociaciones con las bancadas.

Para ahorrarse el generar tantas dudas, el Gobierno debería decir qué piensa, porque de estar de acuerdo y apoyando esta iniciativa de la senadora Zuleta, no tendría sentido la idea de un acuerdo nacional.

Tampoco sería una buena jugada en lo electoral. De acuerdo con las últimas encuestas, el Gobierno aún tiene un apoyo entre el 35% y 40% –digamos que realmente esté en un 38%– cuando está bien en la opinión y responde a su nicho, pero para crecer necesita empezar a mostrar resultados y generar menos dudas. En eso parece no apoyarlo su anillo, ya que todos los días hay escándalos y todo el tiempo las implosiones afectan la imagen del Cambio.

Esa idea solo fortalecería a los oponentes políticos del presidente, tanto los del centro como los de la derecha.

Eso sí, sin duda este sería un gran primer asalto entre el santismo y la primera línea del petrismo que cada día parece estar más sola.

Lo cierto es que lo único que tenemos son escándalos diarios en los que siempre, en medio de esos hilos, aparecen los mismos apellidos: Benedetti y Sarabia. Duran más tiempo defendiéndose y explicando, que cumpliendo con sus deberes.

Postre amargo

Cierra el martes Al Oído con el vergonzoso silencio del presidente Gustavo Petro frente a los ataques del tirano Nicolás Maduro a la libertad de expresión. Parece hacerse el que no se entera de la represión a quienes exigen libertad en Venezuela.

Su silencio es su condena. Al país le queda claro de qué lado está y las alertas suenan en medio de un Gobierno con la más mediocre ejecución y los más grandes escándalos, desde familiares, financiación ilegal en campaña confesada por su hijo Nicolás Petro y corrupción, la más grande en instituciones. ¿Qué sigue?