Grace Brown se quedó con el oro en la contrarreloj femenina de los Juegos Olímpicos
La australiana Grace Brown superó por 1.31 minutos a la británica Anna Henderson y por un segundo más a la estadounidense Chloe Dygert, medallas de plata y bronce, respectivamente.
La australiana Grace Brown (Camperdown, 32 años) se podrá retirar feliz del ciclismo, tal y como es su deseo, con la medalla de oro olímpica de contrarreloj, al imponerse con mucha autoridad en una tarde de aguacero en la prueba disputada a través de 32,4 kilómetros entre la Explanada de los Inválidos y el Puente de Alejandro III de París.
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Brown anunció su deseo de colgar la bicicleta al final de temporada, pero antes hizo historia poniendo su nombre en el medallero de los Juegos Olímpicos. En una crono de máximo riesgo por la lluvia, rompió el cronómetro con un registro de 39.38 minutos, a una media de 49,045 km/hora, inalcanzable para sus rivales.
La ciclista “aussie” superó por 1.31 minutos a la británica Anna Henderson y por un segundo más a la estadounidense Chloe Dygert, medallas de plata y bronce, respectivamente.
Crono peligrosa, pasada por agua, de puro riesgo
Bajo la lluvia permanente, la contrarreloj femenina fue sinónimo de peligro, y de dolor, pues el recorrido exigía la entrega cien por cien, sin apenas curvas y sin concesiones para el respiro. Arriesgar se convirtió en área de doble filo.
Esa arma lo asió con fuerza Grace Brown, quien desde el primer paso de control en el km 13 fue marcando territorio ante la competencia de la estadounidense Chloe Dygert. Un duelo que se rompió 10 km más tarde por una caída de la americana que la hizo perder las opciones del oro. Se levantó, apretó los dientes, y aún pudo lograr el bronce. Un patinazo que le costó un puesto superior en el podio.
Nombres ilustres se quedaron fuera del cajón olímpico. La campeona del mundo belga Lotte Kopecky marcó un tiempo de referencia entre las favoritas, con 41.34, superado por la campeona de la Vuelta a España, Itzulia y Vuelta a Suiza, la neerlandesa Demi Vollering.
Quedaban por llegar las corredoras que fueron imponiendo su ritmo en los pasos intermedios. La británica Anna presentó candidatura superando a Kopecky y Vollering, y su registro solo tenía la duda de ser plata o bronce, porque la “locomotora” Grace Brown, salvo caída, tenía el oro asegurado.
Se puso la incógnita en la silla caliente, pero por escasos minutos. La caída privó a la estadounidense Dygert de la plata. Un resbalón que aprovechó Henderson para ser segunda, eso sí, por un solo segundo.
La entrada de Brown, también campeona nacional de crono, fue tranquila, llevaba amplio margen y no era día ni escenario para asumir demasiados riesgos. Y menos con la ventaja que atesoraba. La australiana, ganadora este año de la Lieja-Bastoña-Lieja, firmó su victoria número 24, la quinta de la temporada.
Brown, residente en Italia y exatleta que practica técnicas de respiración y visualización antes de una carrera, ya se puede retirar feliz, orgullosa de lucir una medalla de oro olímpica.
Perdió una medalla por menos de siete segundos cuando terminó cuarta en la contrarreloj en ruta en los Juegos Olímpicos de 2020 en Tokio, pero luego fue subcampeona en la contrarreloj en los Campeonatos Mundiales de ruta de 2022 y 2023. Ahora, nadie le puede quitar el oro de París 2024.