El detrás de cámaras de la renuncia del presidente Joe Biden a su candidatura
¿Cómo tomo la decisión y quiénes fueron los primeros en saberlo?
El detrás de cámaras de la renuncia del presidente Joe Biden a su candidatura
Los domingos por la mañana son de política en la televisión de Estados Unidos. No hay programación infantil, ni familiar. Los espacios estelares de esa hora están dedicados a la información y a los análisis políticos: Meet the press en NBC, “Face the Nation” en CBS, “This Week” en ABC, “State of the Union” en CNN; y”Al Punto” en Univision.
En todos los programas de ayer estaban invitados voceros de la campaña demócrata y todos, sin excepción, dijeron convencidos que el presidente Joe Biden no estaba considerando retirar su aspiración a la reelección y que esta semana continuaría sus actividades de campaña después de recuperarse del COVID que le diagnosticaron el miércoles de la semana pasada.
La mayoría de los periodistas les creyeron y casi todas las cadenas levantaron sus puestos de transmisión en la casa de playa del presidente Biden en Delaware, donde supuestamente esperaba su recuperación en total aislamiento. Consideraron que allí ya iba a salir ninguna noticia.
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Solo dos reporteras, las dos latinas y las dos excepcionales periodistas, tuvieron el olfato para continuar en la casa de Rehoboth que los demás medios abandonaron el domingo en la mañana: Priscila Álvarez de CNN y Blanca Rosa Vilchez de Univision persistieron en la guardia.
Parte olfato y parte información. La verdad es que en la casa del enfermo mandatario estaban pasando cosas llamativas desde el viernes y llegando invitados consultores políticos, no propiamente los que alguien necesita para recuperarse de un Covid.
Algunos asesores de la Casa Blanca habían comentado la molestia que le produjeron al presidente Biden, unas afirmaciones que había hecho en privado la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi.
La influyente legisladora había dicho que la insistencia de Biden en su candidatura podía significar no solo la derrota en la carrera presidencial sino en las elecciones legislativas con lo cual Trump se quedaría con el control del Senado, de la Cámara de Representantes y con la posibilidad de nominar otros dos magistrados de la Corte Suprema que quedaría así con 8 de 9 jueces.
De acuerdo con fuentes informadas, la semana pasada el Partido Demócrata había conocido encuestas que tenían perdiendo a Biden por diferencias ligeramente superiores al margen de error en 5 de los 7 estados péndulo, que definen el ganador en el complicado sistema de colegios electorales de Estados Unidos.
En las reuniones con líderes demócratas, Pelosi había dicho que quizás iba a ser necesario hacer públicas esas encuestas para ayudar al presidente a tomar su decisión. Que había un camino fácil y uno difícil.
Es decir, que el presidente podía irse, por el camino fácil, presentando su decisión como un acto de desprendimiento o irse, por el camino difícil, como resultado de las encuestas, lo cual sería un cierre amargo para una brillante carrera política de 53 años.
Algo parecido, aunque más suave, venía diciendo a donantes y aliados Chuck Shummer, líder de la mayoría demócrata en el Senado.
El viernes llegó manejando a la casa de playa del presidente, Steve Ricchetti, asesor de Biden desde su época de senador. El sábado por la mañana llegó Mike Donilon, el jefe de estrategia y amigo personal del jefe de Estado.
Se reunieron con el presidente con tapabocas y a prudente distancia y Biden les dijo que necesitaba que prepararan con él la comunicación más difícil de su carrera.
En algún momento consideraron hacerlo en un mensaje en video, pero después concluyeron que la mejor forma de mantener la confidencialidad sería a través de una carta publicada en X, la red social antes llamada Twitter.
Se fueron a dormir el sábado con un borrador bastante avanzado y lo terminaron el domingo en la mañana, mientras los desinformados voceros demócratas decían en los programas de la mañana que Biden seguiría en la carrera.
La doctora Jill Biden, primera dama de Estados Unidos, citó a los invitados en su casa de playa a una reunión a la 1:20 de la tarde. Además de los dos asesores que ayudaron a escribir la carta, estaban Annie Tomasini, la subjefa de gabinete, y Anthony Bernal, asesor de la primera dama.
Ellos escucharon el anuncio y luego la doctora Biden les pidió que permanecieran en la sala y no se comunicaran con nadie. El presidente después llamó brevemente a tres personas para informarles sobre la decisión que se haría pública unos minutos después: La vicepresidenta Kamala Harris, la estratega principal Annita Dunn y la jefe de campaña Jen O’Malley Dillon.
A la 1:45 la carta fue publicada, sin incluir adhesiones a Kamala Harris. Alguien debió reclamar por la omisión. 33 minutos después vino un nuevo trino que dice “Hoy quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la candidata de nuestro partido este año”.
El anuncio del retiro de Biden disparó las donaciones a su partido. A medianoche se acercaban a los 50 millones de dólares, la mayoría provenientes de pequeños aportantes. Un elocuente aplauso a la renuncia.
A esta hora el presidente Joe Biden sigue aislado en su casa de Delaware porque 5 días después sigue registrando positivo para Covid. En contraste con su debilidad, hace una semana su contendor se presentó en público 24 horas después de que le dispararan y de levantarse ensangrentado, convertido en héroe y protomártir de la causa MAGA.
Los dos eventos han llenado de titulares los medios del mundo entero, pero no he podido encontrar uno mejor que el de la columna de Diego Garrocho para el ABC de España: “La bala iba para Trump, pero acabó con Biden”.
El detrás de cámaras de la renuncia del presidente Joe Biden a su candidatura