Zeré Paz: moda confeccionada por víctimas y firmantes de la paz
Zeré Paz transforma sus historias de vida en prendas de moda cargadas de mensajes de perdón. Son una apuesta para construir paz desde el sector privado y validar habilidades en el mercado laboral.
En un pequeño taller de ropa en el sur de Bogotá, un grupo de mujeres se abraza, entre lágrimas, luego de una larga jornada de diálogos. Son firmantes del Acuerdo de Paz, víctimas o mujeres de la sociedad civil que decidieron asistir a las convocatorias organizadas por Zeré Paz para canalizar sus experiencias de vida y sus opiniones frente a la paz y el conflicto armado en mensajes que luego son transformados en ilustraciones que acompañan las confecciones.
Una de ellas es Gladys Acevedo, una madre de 55 años cuyo hijo, soldado profesional, fue asesinado en Meta en 2012. Las circunstancias de su muerte, según Gladys, no concuerdan con lo dicho en el informe. Desde entonces, se ha dedicado a tratar de esclarecer la verdad y buscar formas para tramitar el dolor de la pérdida. Los espacios de Zeré Paz han sido un impulso en su camino:
“Muchas, cuando entramos, teníamos una visión muy diferente de lo que eran los otros actores. Pero luego, con los diálogos, nos damos cuenta que si nosotros somos del pueblo, ellos también. Ahora nos reconocemos como mujeres empoderadas para transformar el país llevando mensajes de perdón a través de la ropa”, comenta Acevedo.
Zeré Paz es una iniciativa creada por tres mujeres que, desde diferentes disciplinas, ya habían trabajado con víctimas y firmantes del Acuerdo.
En 2021, vieron la necesidad de abrir espacios para incluir a estas poblaciones en iniciativas productivas, creyendo firmemente que “desde el sector privado también se puede construir paz y generar garantías para la no repetición”, cuenta Natalia Cuartas, abogada y cofundadora.
En estos tres años de trabajo, han vinculado a 22 mujeres víctimas, firmantes de paz y de la sociedad civil en los diálogos y han capacitado de forma gratuita a tres de ellas en temas de confección. Las principales reflexiones que han recogido son las que guían sus colecciones, que cuentan los sueños y retos que estas mujeres han tenido en la construcción de paz.
Y es que, según Natalia, muchas de ellas llegaban con habilidades previas que no eran validadas dentro del mercado laboral por no contar con el título académico:
“Las excombatientes, por lo general, están más vinculadas a temas relacionados con seguridad. Pero algunas nos contaban que, en campo, hacían uniformes con las carpas (…) Hay que buscar la manera de validar esas habilidades que las mujeres adquirieron en la guerra y hacerlas partícipes de proyectos dentro del mercado laboral”, explica Cuartas.
La participación le ha permitido a Gladys, por ejemplo, perfeccionar sus habilidades en la elaboración de artesanías, además de sanar mientras cuenta la historia de su hijo:
“Las personas que utilicen estas prendas deben saber que todas tienen un significado; que detrás hay mujeres que dejaron sus lágrimas y sus historias de vida”, comenta.
El dinero recaudado de las colecciones es reinvertido en las jornadas de diálogo, en las capacitaciones y en la mano de obra para confección, proceso en el que participan algunas de las mujeres.
“La ropa es algo de nuestros diario vivir. La idea es ver cómo, a través de esos elementos, se pueden transmitir mensajes de construcción de paz que lleguen más fácil a las personas”, concluye Cuartas.