“Si ambos padres tienen varices, la probabilidad de desarrollarla es más del 80%”: Experta
El doctor Jorge Ulloa aseguró que también la influencia de factores hormonales y laborales, así como la epigenética, que pueden desencadenar esta condición en personas genéticamente predispuestas.
En entrevista con el programa Salud y Algo Más de W Radio, el doctor Jorge Ulloa, cirujano vascular de la Fundación Santa Fe y profesor de cirugía vascular de la Universidad de los Andes, abordó en detalle la problemática de las venas varicosas, explicando sus causas, características y tratamientos disponibles.
Ulloa enfatizó que la genética es el principal factor para desarrollar venas varicosas. “Una hija o un hijo de una mamá con varices tiene una posibilidad de desarrollar esta enfermedad de más o menos el 60-65% de las veces”, explicó.
Si ambos padres tienen varices, la probabilidad aumenta a más del 80%. Además, señaló la influencia de factores hormonales y laborales, así como la epigenética, que pueden desencadenar esta condición en personas genéticamente predispuestas.
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Diferencias en la apariencia de las venas
Respecto a las variaciones en el color de las venas, Ulloa explicó: “La sangre pobre en oxígeno es muy azul y hace que las varices se vean más azuladas, mientras que la sangre más oxigenada en venitas más pequeñas y superficiales se ve roja”. Estas características se observan en zonas específicas del cuerpo, como la cara interna de las rodillas y los tobillos.
Tratamientos personalizados
El cirujano subrayó la importancia de personalizar los tratamientos para las venas varicosas. “No hay un tratamiento estándar para todos, es como cuando uno va al sastre”, dijo. La elección del tratamiento depende de varios factores, incluyendo la edad del paciente, antecedentes de uso de anticonceptivos y el tipo de trabajo.
Para venas pequeñas y mayormente estéticas, Ulloa mencionó el uso de infiltraciones con espuma y láser, mientras que para venas más grandes y sintomáticas se utiliza un tratamiento moderno mínimamente invasivo. Este último método consiste en introducir una fibra óptica a través de una aguja, guiada por ecografía, y disparar un láser que cauteriza la vena. “La gran ventaja de este método es que se realiza en 30-40 minutos, no deja cicatrices y permite al paciente retomar su vida normal inmediatamente”, destacó Ulloa.