Abusando de un <b>ingenio de libretistas</b>, juegos<b> predecibles de estrategas </b>y de un<b> invento de narrativas </b>para accionar un ejército digital, están desgastando a un Gobierno que tenía toda la posibilidad de presentar verdaderos cambios. Incluso, pese a que en público o en redes lo defienden, en tertulias políticas y compartiendo en privado el comentario es uno solo: <b>se nos fue el Gobierno y nada pasó</b>, ¿qué le pasa al presidente?La manía del <a href="https://www.wradio.com.co/2024/06/28/el-gobierno-petro-no-le-esta-cumpliendo-a-la-paz-ni-a-los-firmantes-del-acuerdo-final/" target="_blank"><b>presidente Gustavo Petro</b></a> de<b> tachar de enemigo a quien lo cuestione</b> o de <b>cobarde a quien no le haga caso en el gabinete </b>empieza a cobrar factura. Además, la persona de mayor confianza del mandatario es una cuyo currículum y experiencia no le dan para ayudar a gerenciar un país con tantas complejidades como Colombia.Lo anterior se suma a que, contrario a lo que cree el mandatario, en su primer anillo debieron<b> ayudarlo a gobernar</b> quienes siempre han <b>acompañado sus causas</b>. Por cierto, son personas que hoy <b>están en el olvido y relegadas </b>por otras que aparecieron hace dos años.También es agotador que el mandatario olvide que fue <b>elegido para resolver dificultades </b>que, mientras fue oposición, parecía tener muy claras. Estamos cansados de <b>verlo jugar al arqueólogo</b>, mirando a ver qué encuentra de antiguos revolucionarios o cómo sigue hablando con espejo retrovisor sin entender que ahora es él quien representa al Estado.Lo que vemos es que <b>navega sin rumbo y sin ver al futuro</b>, por lo que estrellarse no será difícil de anticipar puesto que solo ve al pasado.Otras cosas que resultan agotadoras son el silencio del alto Gobierno al<b> no condenar posibles abusos de poder</b> de sus funcionarios, cada <b>escándalo </b>que parece más una escena montada de un programa de televisión, los casos de <b>corrupción </b>o, peor aún, la <b>baja y nula ejecución</b> de los ministerios.Lo anterior, sin mencionar la <b>falta de avance de los diálogos de paz </b>y el<b> incumplimiento a los firmantes </b>del acuerdo.Agotador es que quienes nos tienen viendo un<b> Gobierno que no sabe qué hacer</b> crean que deben decirnos que<b> estamos equivocados o que mentimos </b>por no querer hablar de una realidad que solo ven ellos, creyendo que Petro y su Gobierno nos tienen viviendo sabroso.Agotador es verlos<b> atacar el ejercicio libre del trabajo periodístico </b>y que un Gobierno que supuestamente habla de paz no pierda oportunidad para <b>disparar ataques</b> que llevan a hogueras digitales a quien no es de su comité de aplausos.Agotador es cada <b>nuevo globo y cortina de humo</b> para desviar nuestra atención mientras, dos años después de elegido, no ha cumplido ni el 50% de sus promesas de campaña, por las que unos que <b>posaron de ingenuos hoy empiezan a padecerlo</b>, pero también ayudaron a elegirlo mientras llamaban alarmistas y mentirosos a quienes al oído les decíamos: pilas.Agotador es este Gobierno que, <b>a gotas, saca a ministros, toma decisiones y ejecuta recursos</b>, pero a chorros corre líneas y viven en campañas. Cambio y fuera.