Educación adaptada a los territorios: la transformación que piden los expertos del sector
Además de la creación de currículos que respondan a las características y necesidades, tanto actuales como futuras, de cada territorio, los 20 expertos invitados a conversar en El Futuro de la Educación recalcaron la importancia de adaptarse a las expectativas y formas de aprendizaje de las nuevas generaciones.
La accesibilidad más allá de la gratuidad, el diseño curricular adaptado a las realidades territoriales y la escucha activa a las necesidades e intereses de los jóvenes y el rol de la tecnología al interior de las aulas fueron los protagonistas durante el segundo encuentro regional de El Futuro de la Educación, celebrado por Prisa Media en Medellín con un enfoque dedicado a los retos y dilemas de la Colombia de hoy.
Bien lo resumió la ministra de Educación, Aurora Vergara, durante la apertura del encuentro, cuando señaló que “debemos avanzar hacia la educación superior como un derecho fundamental progresivo para la realización humana y para potenciar el desarrollo regional”. Una tarea que, para la jefe de la cartera académica y varios de los panelistas, depende de fortalecer el sector escolar desde lo humano y que está atravesada por la necesidad de garantizar una vida digna para todos los colombianos.
En ese sentido, Fernando Carrillo, vicepresidente de Prisa Media, advirtió que en medio de un contexto de reformas estructurales como el que atraviesa el país, la que atañe a la educación es la más importante.
Para el ex procurador, es momento de “hacer compatibles la educación de calidad, básica y superior con la digitalización; y el reconocimiento de la importancia de la educación técnica en Colombia como una de las mejores de América Latina, en un conjunto donde tenemos que apuntar en una misma dirección y lograr por lo menos acuerdos esenciales”.
Una invitación que se convirtió en el tono general del encuentro y que dejó estas conclusiones:
El valor social de la universidad
Aunque existen necesidades en temas de calidad, acceso e infraestructura, los cuatro rectores universitarios invitados a hablar sobre los retos que enfrentan esas instituciones en la actualidad se concentraron en lo que Manuel Acevedo, del CES, describió como “el gran desafío sistémico, que es reivindicar el valor social del sistema educativo, y de la educación superior en particular, en la construcción de sociedad”.
Es que, si bien estas instituciones son las que mayor confianza les generan a los colombianos, la Encuesta de Opinión en Educación hecha a jóvenes por la Fundación Empresarios por la Educación y publicada este 28 de mayo indica que más del 80% de estos quiere seguir en la educación superior en todos los niveles, es porque lo ven más como un paso útil que como uno importante.
De ahí que otros panelistas como Claudia Restrepo, rectora de la Universidad EAFIT, presentaran ideas que reivindican su papel dentro de la sociedad poniéndolas a tono con lo que se espera de ellas: “Tenemos que conocer bien a nuestros jóvenes, saber qué están diciendo y qué quieren de la academia, porque a veces asumimos cosas”, aseguró, agregando que eso pasa por adquirir la capacidad para desarrollar contenidos de valor, flexibles y relevantes tanto desde el currículo como desde los métodos de enseñanza.
José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA, elabora sobre esa idea, señalando que lo actual —por ejemplo, responder a tendencias inminentes como la inteligencia artificial— no puede dejar de lado al componente humano. “La educación no es una fábrica, al final tiene que ser forjadora de personas capaces de responder a los desafíos de la humanidad. Hay que lograr que nuestros jóvenes actúen éticamente, se hagan las preguntas que son y sean más empáticos”, comentó.
Una respuesta, agregó el rector de la Universidad de Antioquia, John Jairo Arboleda, estaría, precisamente, en uno de los motivos que les dan relevancia a las instituciones de educación superior dentro de la sociedad: el fomento del pensamiento crítico. “Es un antídoto. Formar críticamente a los estudiantes les da posibilidades de poner allí, en un momento de duda, todo lo que se dice, se oye y se escucha”, para tomar la mejor decisión.
Una educación a la medida
En materia de accesibilidad e inclusión, la discusión giró entorno al cambio de una política vertical y centralista por una horizontal, capaz de adaptarse para responder no solo a las características geográficas y culturales de cada territorio del país, sino también a las aspiraciones de las personas que los habitan. En palabras de Camilo Andrés Morales, subsecretario de Educación de Antioquia “pasar de ofrecer títulos a ofrecer proyectos de vida”.
Édgar Antonio Gómez, vicepresidente financiero del ICETEX, señala que la pertinencia debe analizarse desde la dimensión personal, la familiar y la social, propendiendo por el desarrollo de capacidades, la movilidad social y el desarrollo territorial. “Bajo esa perspectiva uno de los mayores desafíos es lograr una mayor articulación de las necesidades de la sociedad, de las IES, de los jóvenes, de los docentes, de todos los actores del sistema con las realidades de los territorios”.
La primera labor para los tomadores de decisiones, agrega Luis Guillermo Patiño, Secretario de Educación de Medellín, es, entonces, entender los problemas de dichos territorios y trabajar con los actores sociales presentes en ellos para insertar, en los proyectos educativos, posibles soluciones que generen oportunidades y competencias.
Al final, se trata de un tema de concertación. “La pertinencia de la educación no se le decreta al territorio. La pertinencia se construye con el territorio. Hay que preguntarle de manera sistemática a los jóvenes qué quieren hacer, pero también hay que explicarles en qué consisten las carreras que necesitan sus municipios y departamentos”, concluye Morales.
En ese sentido, Antioquia cuenta con un caso de éxito en la forma del programa ERA, liderado por ProAntioquia y que ofrece acompañamiento integral, desde el colegio, a jóvenes en las zonas rurales del departamento, llegando acceso a la universidad a 996 de ellos y convirtiéndose en una política pública en el territorio, con miras a convertirse en una política nacional. María Bibiana Quintero, presidenta de la entidad, señala que lo que se encuentra en el centro de la iniciativa de carácter público-privado es el respeto por “los sueños y los proyectos de vida de los estudiantes”.
Reconocer lo técnico y lo tecnológico
A la hora de hablar de currículos, la conversación tomó dos rumbos: la construcción consciente, pertinente y territorial de los mismos desde las etapas más básicas del ciclo académico y el valor que se le da, desde la sociedad, a los niveles técnico y tecnológico, ampliamente subestimados, a pesar del enorme potencial con el que cuentan en materia de desarrollo.
Sobre lo primero, Catalina Guzmán, rectora del Colegio Marymount de Medellín, opina que el currículo debe ser pertinente y flexible desde la educación para la primera infancia, de manera que los estudiantes desarrollen con tiempo las habilidades y competencias que necesita la sociedad. Adicionalmente, invitando a esa planeación a la triada entre Educación, Empresa y Estado.
Por su parte, Maria Fernanda Díaz, directora de la Fundación Bancolombia, señaló que “la conexión entre la preparación de los currículos tiene mucho que ver con la construcción del territorio y con la conexión entre las vocaciones que este tiene hoy y las que podría tener a futuro”.
Una visión territorial que comparte el director del SENA, Jorge Eduardo Londoño, cuando comenta que “los currículos deben ser una expresión de concertación entre los diferentes actores del círculo académico local. Es vital que estén los estudiantes, los formadores, la sociedad y los actores del contexto donde se van a elaborar esos planes educativos”.
En ese orden de ideas, Guzmán recalca que en ese marco de contexto se deben contemplar todas las opciones disponibles en el mercado académico: “Con esto a los jóvenes se les abre un panorama de formación desde sus competencias y habilidades, no solamente desde la visión de la universidad y la profesión, sino incluyendo a las carreras técnicas y tecnológicas.
No obstante, y teniendo en cuenta que la encuesta de Empresarios por la Educación indica que solo el 8% de los consultados tiene interés en las carreras técnicas, Díaz advierte sobre la necesidad de transformar las narrativas que las rodean. “Las formaciones no son excluyentes, son complementarias. Tenemos que elevar y hacer más atractiva la educación técnica, reconocer que genera la transformación del país”, a través del fomento de habilidades específicas en ciclos cortos.