Al Oído: No hay que dar más atención a los globos de Petro, es una trampa

Toda estrategia política normalmente es como un pequeño cuento, algunos de terror. En ese sentido, normalmente siempre se busca exaltar un héroe que debe defender o salvar un algo o alguien, en este caso de gobernantes, se supone al pueblo, creando un enemigo.

Ese enemigo es el que aún no encuentran los estrategas del presidente o a él realmente le hacen mala jugadas todo el tiempo.

Unos días los enemigos son los periodistas, después, cuando ya no pueden con el escándalo, son aliados de ellos que dicen ser los que descubrieron los horrores como el de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo; otros son los mismos ciudadanos y se lanzan calificativos peyorativos para desdibujar la indignación de quienes no aplauden al Gobierno, invalidando sus marchas y reclamos.

Ahora algo vergonzoso: el propio presidente Gustavo Petro sale con agravios contra el expresidente Iván Duque al llamarlo terrorista, un hecho que, sin duda, habla más de él en su calidad de persona y de gobernante que del exmandatario, a quien por cierto le tocó enfrentar unos terroristas urbanos que orquestaron acciones altamente violentas en medio de un paro social ciudadano que este gobierno quiere tratar como víctimas, ¡ay, pobrecitos los jóvenes de la Primera Línea!

Además, algo pasó con el presidente que olvidó quiénes han sido parte de grupos terroristas o con quienes se está negociando en su gobierno.

Si uno se pone a ver qué es lo que realmente ha hecho este Gobierno en casi dos años, sin duda lo único que va a encontrar son enormes escándalos por corrupción, en 20 meses, 15 escándalos, casi uno por mes.

Por mediocridad evidenciada en la falta de ejecución de los ministerios y ni qué decir del aumento de la burocracia en vano que ya acabó con ese tal Ministerio de la Igualdad, manejado por la vicepresidenta Francia Márquez y con el que no se hizo nada. Quiero resaltar que no ejecutar también es otra forma de corrupción.

Tenemos un Gobierno que, al contrario de lograr un verdadero cambio, quiere hacer campaña desde ese cómodo lugar de victimizarse. Sueñan tener la crisis ideal o crearla para inventar golpes blandos y realmente no se dieron cuenta de que ya se vio que es un autogolpe.

Su campaña radica en polarizar más cerrar filas con su nicho. Ningún acuerdo nacional. Se avecina uno de los más grandes fracasos de gobiernos, donde nadie distinto a quien lidera el barco es el responsable.

Dicho esto, una sola invitación al mejor negocio que podemos hacer, hay que empezar a ignorar al presidente y sus globos que nos lanza para distraer. No caigamos en el juego.

Ese no es negocio, no nos dejemos dividir más llegó el momento de ser verdaderamente inteligentes, este país necesita que tengamos que otros se queden en los odios.