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En búsqueda de una identidad: la hija perdida de Max Brod

Ante los micrófonos de La W, habló una de las nietas del escritor sobre lo importante de rendirle un homenaje a la historia de su madre y al escritor Max Brod.

En búsqueda de una identidad: la hija perdida de Max Brod

La hija perdida de Max Brod llegó deportada de Praga del campo Theresienstadt, a un orfanato de niños judíos a los 6 años. En 1945, cuando terminó la guerra, la acogió una pareja que ya tenía un hijo y se van sin rumbo fijo en un tren. Fueron rechazados en la mayoría de los lugares, los trataron como lo peor y finalmente encontraron refugio en Suiza. Es ahí, en donde reciben una certificación para oficializar su salida como sobrevivientes del Holocausto y comenzar un nuevo camino.

Emprendieron una travesía en el barco Cabo de Buena Esperanza, estaban en la lista número 60. Primero llegaron a Maracaibo y finalmente llegaron a Colombia. Al pasar de los días, algo la comienza a inquietar, a incomodar. Se dio cuenta que algo extraño había pasado, pues jamás sus padres le confesaron que, por amor, la habían adoptado.

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Por su alma inquieta, ese mismo año se da cuenta que no era hija de esas personas que siempre vio como sus padres biológicos. En medio de las emociones, ellos le dan la opción de marcharse, le dicen que lo puede hacer y le explican que no le habían mencionado nada por su personalidad sensible. La única respuesta que recibieron de su parte fue un rotundo no.

“Mi mamá llega a Colombia después de sobrevivir la guerra a la edad de 6 años y vive una infancia como cualquier niño. Con frecuencia a esa edad, tenía que firmar documentos y lo hacía con otro apellido. Esto le fue creando esta curiosidad y con el paso del tiempo, y a raíz de una situación muy dolorosa, se da cuenta que ella no es la hija verdadera de quienes yo llamo mis abuelos y decide a la edad de 21 años ir al DAS y se da cuenta que tiene dos nombres. Ahí atraviesa una situación muy dolorosa que es la de confrontar a sus padres”, señaló ante los micrófonos de La W la nieta de Max Brod.

En ese momento, le dicen que destruyeron todo documento que la vinculara con su padre biológico y quien también llevaba buscándola por años, el escritor Max Brod. En búsqueda de una identidad, en 1967, se enlistó como voluntaria del Estado de Israel en la Guerra de los 6 días. Colaborar con su país era un deseo, pero había otro que la movía intensamente y era el de encontrarse en el abrazo de su padre.

Al primer día de llegar al Kibutz encontró un poco más que eso, conoció al amor de su vida. Y no pasó mucho tiempo para que se devolvieran a Colombia, se casaran en el 1968 y también, ese mismo año, naciera su primera hija.

“Ella viajó en un barco como voluntaria, pero esa era la excusa. Realmente su propósito siempre fue encontrarse con su padre. Tristemente cuando ella llegó, él había fallecido hace algunos meses y nunca lograron encontrarse”, dijo.

La nieta del escritor señala que la búsqueda fue tormentosa y que en ese momento, su madre no tuvo ayuda por parte de las embajadas, ni de la comunidad judía en Colombia. Incluso, señala que hubo interés de terceros en que no se supiera la verdad, ya que el escritor estaba directamente relacionado con la obra de Franz Kafka y eso dificulta que todo saliera a la luz.

“Fue un momento bastante diferente al que vivimos hoy en día en el que tenemos tantos medios para obtener información, para llegar al punto sin tener que trasladar, en ese momento no encontró apoyo ni respaldo de nadie. Ella siempre tuvo una fiel compañera que fue su abogada, pero no tuvo los medios para lograr su propósito que era encontrar su identidad”, dijo.

Quienes la conocen la describen como una mujer inquieta, curiosa y hasta rebelde. Le gustaba pintar, caminar por el Museo del Chicó, comer moras, leer sobre historia y geografía y escuchar a Diana Uribe. Le diagnosticaron Alzheimer en el 2014, pero para la familia era importante, después de mantener este gran secreto, rendirle un homenaje a la historia de su madre y al escritor Max Brod.

“Es una historia muy linda que no merece ser oculta. Mi mamá hoy en día tiene Alzheimer y la razón por la que nos dimos cuenta que ella quería contar su historia era esa, porque empezó a contarle a todo el mundo que ella era sobreviviente y sentía la necesidad de contar quién era. Me parece bonito reivindicar toda su vida, infancia y que sea una historia que no se pierda para sus nietos”, concluyó.

Escuche la entrevista completa a continuación:

En búsqueda de una identidad: la hija perdida de Max Brod