“A Noboa le rebotó la jugada”: excanciller de Ecuador por conflicto diplomático con México

En diálogo con W Fin de Semana, el excanciller ecuatoriano Guillaume Long se refirió a la tensión diplomática tras el asalto de Ecuador a la Embajada de México en ese país.

Cabe recordar que el pasado 5 de abril, en horas de la noche, miembros de la Policía de Ecuador ingresaron a la Embajada de México en Quito para aprehender a Jorge Glas, quien había recibido asilo político por el Gobierno mexicano y se encontraba desde diciembre pasado en la legación mexicana.

Ante el terremoto diplomático que ha provocado esta incursión, Long aseguró que, sin duda, es un hecho sin precedentes y de altísima gravedad.

“Es una medida sumamente grave que ha recibido el rechazo unánime hasta ahora de la comunidad internacional (…) es muy difícil entender cómo se pudo haber tomado esa decisión. Era evidente que, por mínimo apego a las más elementales reglas de convivencia internacional, no hay que olvidar que el Convenio de Viena es como el piso uno del derecho internacional”, advirtió.

En ese sentido, el excanciller cuestionó: “¿Quién le aconsejó al presidente Daniel Noboa semejante sinsentido?”. Además, reiteró que el hecho constituye “un error muy grave” que “perjudica a la política exterior del Ecuador de este Gobierno y, probablemente, para los años venideros”.

Sobre la condición de asilo del exvicepresidente Jorge Glas, quien fue sentenciado a 8 años de cárcel en 2020 por corrupción, Long aseguró: “En el derecho internacional, el asilo político se otorga sobre la base de un riesgo o evidencia de persecución política (…) hay una serie de periodos de asilo que han sido contestados de forma favorable por una serie de países que tienen tradición de otorgarlos”.

En esa línea, el excanciller afirmó que “evidentemente, frente a una justicia tan politizada, hay esta situación de asilos que otros países han considerado que hay que otorgar”.

No obstante, recordó que la Convención de Caracas de 1954 estableció en su artículo cuatro que “es responsabilidad exclusiva del Estado aspirante –el que otorga el asilo– considerar con absoluta discrecionalidad si amerita o no el asilo”, entonces Ecuador “por ningún lado puede oponerse al asilo otorgado por México”, ya que “es una decisión soberana del Estado mexicano”.

Por eso, concluyó que “no hay ningún artículo en ninguna convención del derecho internacional que permita el ingreso por la fuerza en una misión diplomática”.

“Yo creo que esto es grave porque, finalmente, América Latina es la región del mundo que más sofisticadamente ha trabajado en la instrucción del asilo (…) lo que estamos haciendo ahora es quitar la credibilidad en nuestra tradición de asilo, en nuestra credibilidad ecuatoriana y en nuestro apego al derecho internacional. Es, poco a poco, ir erosionando las bases sobre las cuales hemos construido convivencia internacional”, aseguró.

Sobre las consecuencias que podrán recaer sobre Ecuador, más allá del rechazo internacional, el excanciller advirtió que está el rompimiento de relaciones bilaterales el cual “no es un asunto menor”.

“El rompimiento de relaciones no es buena noticia para los ecuatorianos que están en México, así como en la parte comercial y de seguridad de la relación”, indicó.

Finalmente, sobre las consecuencias sobre el Gobierno del presidente Daniel Noboa, el excanciller expresó: “Es un aislamiento regional que creo que debilita la credibilidad del Gobierno, le quita mucho prestigio a un presidente que se quiere reelegir en febrero del año entrante (…) no creo que le favorezca y, es más, hasta sus aliados políticos de la derecha política en el Ecuador han denunciado esto como un grave error”.

En esa línea, expresó que Noboa “sale golpeado como alguien novato en materia internacional que no supo medir las consecuencias de sus actos”.

“Creo que Noboa quiso hacer esto porque tiene una consulta popular el 21 de abril y quería lucirse como el hombre fuerte que no tiene miedo, al que no tiembla la mano y hace lo que le da la gana, pero creo que le rebotó la jugada porque, como no conoce bien estos temas, no se anticipaba que hasta sus aliados más cercanos –que son los Estados Unidos– le iban a decir: ‘mal hecho”, concluyó.