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Al Oído: Petro distrae con un pie y con el otro sigue los pasos de Chávez

La estrategia del Gobierno es precisamente controlar la agenda pública, sobrecargándola con temas que distraen en medio de la crisis y recorriendo, cada vez de forma más evidente, los pasos de Hugo Chávez.

Al Oído: Petro distrae con un pie y con el otro sigue los pasos de Chávez

Empecemos con una cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’: “Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar”.

Arranco con esto porque, en la estrategia del presidente Gustavo Petro, la distracción empieza a volverse común en su narrativa como estrategia de comunicación política. Para quienes no saben, puede producirse de forma natural o fabricarse de manera que distraiga a la gente y se desvíe su atención hacia lo insignificante o poco real.

Es imposible que el presidente, que ahora se ha vuelto un hombre de argumentos débiles, no lea junto a sus asesores que, así como no le pasan reformas, menos cuenta con el apoyo político para que su idea de un constituyente avance.

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Al ver que eso salió mal, sucede algo peor. Mientras el país se encuentra azotado por la violencia de las disidencias, la estrategia es un segundo distractor: el presidente anoche en una alocución sobre el metro de Bogotá. ¿Es en serio esa desconexión?

Otra de las estrategias es la promoción de los proyectos por redes sociales, concentrando argumentos en sus nichos para empezar a generar una participación y defensa popular, la cual acompaña del discurso de llamar a las calles –invitación que, hasta ahora, no le ha funcionado, porque las calles de momento no han llenado en apoyo al Gobierno–.

A esta estrategia del pajarito de X (antes Twitter) se le suma el balcón, llenando de símbolos y adornos la comunicación, mostrándose cercano y convocando a un apoyo que presiona al Congreso, pues muchas veces ha dicho que las reformas se apoyan en la calle.

La estrategia de la distracción es también necesaria para impedir al público ocuparse del fracaso de la política de seguridad, de los procesos de su hijo Nicolás Petro Burgos, de su mano derecha Laura Sarabia y de su buen amigo protegido Armando Benedetti. Olvida el presidente que Colombia no necesita una nueva constituyente, sino que necesita hacer cumplir la actual y, especialmente, que empiece a gobernar.

La estrategia del Gobierno es, precisamente, controlar la agenda pública, sobrecargándola con temas que distraen en medio de crisis que los alejan de lo que decían defender. En “sótanos” quedaron las luchas.

Esta estrategia en X le ha sido rentable, porque, además, todo el tiempo inventa enemigos –como la prensa– y olvida que la diversidad de voces fortalece la democracia. Mientras muchos creíamos que faltaba un canal oficial para que el Gobierno comunicara o, mejor, un vocero, el presidente ya sabía que el pajarito sería su mejor canal y vocero, controlando así casi que con hilos imaginarios la agenda pública nacional y dejando como solución que, cuando están en aprietos, la satura.

Mientras tanto, el país retrocede, el control de los grupos armados aumenta y las explicaciones se agotan. Eso sí, la militancia digital aumenta.

Adivinen quién era un mago en esa estrategia. Correcto: Hugo Chávez.

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