Internacional

Israel no abrirá más pasos fronterizos terrestres para que entre ayuda humanitaria en Gaza

El Parlamento europeo aprobó este jueves una resolución, sancionada con 372 votos a favor, 44 en contra y 120 abstenciones, en la cual insta a Israel a abrir todos los pasos fronterizos del enclave palestino para permitir la entrada de ayuda humanitaria.

Bandera de Israel. Foto: Getty Images. / Atlantide Phototravel

La presión de la comunidad internacional para que entre más ayuda humanitaria a la Franja de Gaza sigue en aumento, pero Israel avisó este jueves 14 de marzo que no planea abrir más pasos fronterizos en el enclave -en total hay siete- y que únicamente permitirá los dos habilitados hasta ahora: el de Rafah, fronterizo con Egipto, y Kerem Shalom, en territorio israelí.

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“No se trata de abrir más puestos fronterizos, se trata de que los organismos internacionales distribuyan la ayuda que ya pasa por estos dos pasos fronterizos por toda la Franja de Gaza. Israel está haciendo todo lo posible, pero la ONU hace semanas que no manda camiones para distribuir esa comida especialmente en el norte de Gaza”, indicó hoy el jefe de Asuntos Civiles del COGAT, Elad Gored, en una rueda de prensa desde Kerem Shalom.

El Parlamento europeo aprobó este jueves 14 de marzo una resolución, sancionada con 372 votos a favor, 44 en contra y 120 abstenciones, en la cual insta a Israel a abrir todos los pasos fronterizos del enclave palestino para permitir la entrada de ayuda humanitaria “inmediatamente”, y en la que denuncian la “catastrófica situación humanitaria, incluido el riesgo inminente de hambruna”.

No obstante, Gored insiste en que el número de camiones que entran diariamente en las dos últimas semanas tuvo una media de 230, mientras que antes de la guerra solo entraban unos 50 camiones con comida.

“Israel no ha puesto límites a la cantidad de comida que puede entrar en Gaza. El 99% de los camiones que inspeccionamos cuentan con nuestra aprobación. Los que no son porque contienen material que Hamás puede usar para actividades terroristas”, aseveró.

El martes entró por primera vez ayuda del Programa Mundial de Alimentos directamente al norte del enclave, por una carretera militar por la que Israel permitió el acceso de 6 camiones, aunque no ha vuelto a utilizarse.

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) confirmó a EFE que antes de la ofensiva israelí, los camiones que entraban diariamente al enclave eran de 500, por lo que consideran que la ayuda humanitaria que ahora entra no puede cubrir las necesidades básicas de los gazatíes, sumidos en una catástrofe humanitaria y expuestos a bombardeos israelíes en puntos de distribución.

En las últimas 24 horas, al menos veinte personas y decenas de civiles resultaron heridos por tres ataques israelíes mientras esperaban para recibir comida: uno en la rotonda de Kuwait, en ciudad de Gaza: otro contra un almacén de reparto de ayuda en el campo de refugiados de Nuseirat; y el segundo en otro centro de distribución de UNRWA en Rafah.

Israel reivindicó este jueves el ataque y lo justificó alegando que en ese punto de distribución se encontraba un líder de Hamás, Mohamed Abu Hasna, un policía al que identificaron como un miembro de la unidad de operaciones del grupo islamista en Rafah, que cooperaba con el ala militar de esa organización y que se ocupaba de la distribución de ayuda humanitaria y entregaba grandes cantidades a “terroristas de Hamás”.

“Hasna también era responsable de actividades de inteligencia y proveía información sobre posiciones del Ejército israelí que luego Hamás utilizaba para sus ataques”, indicó un comunicado castrense.

Sin embargo, el jefe del COGAT aseveró repetidamente que las tropas israelíes no “disparan contra los civiles” que esperan para recoger ayuda humanitaria, sino contra “situaciones que pueden derivar en amenazas”.

En total, más de 400 palestinos han muerto por fuego israelí mientras esperaban el reparto de ayuda desde el pasado 29 de febrero, según el Gobierno de Gaza controlado por Hamás, día en el que tuvo lugar la denominada “Masacre de la harina”.

Al menos 118 gazatíes murieron y más de 700 resultaron heridos ese día, cuando unas 12.000 personas esperaban la llegada de un convoy de ayuda y, según el Ejército, la muchedumbre hambrienta se abalanzó sobre los camiones en una estampida que provocó muertes por asfixia, aunque fuentes médicas palestinas aseveran que las víctimas presentaban heridas de bala y metralla.

Tras más de cinco meses de guerra, el hambre y las bombas siguen matando gente en el enclave, donde la cifra de víctimas asciende a 31.340 muertos y 73.134 heridos, además de unos 7.000 cuerpos atrapados bajo los escombros, según el Ministerio de Sanidad de Gaza.