Al Oído: ELN, la maldición de Colombia

Un amargo vals que se repite una y otra vez.

Las negociaciones de paz iniciaron entre los gobiernos de Colombia y el ELN en 1975 bajo el gobierno del expresidente Alfonso López. En aquella oportunidad ni siquiera llegaron a la mesa de negociaciones, pues alegaron ataques militares.

Es hasta el gobierno del expresidente César Gaviria que logran sentarlos a negociar, aunque tampoco llegaron a nada. Hacia 1994, un pequeño grupo se desmovilizo, sin embargo, el ELN siguió fortaleciéndose.

Bajo el gobierno de Samper las negociaciones se dañaron porque cometieron un atentado en el que murieron 70 personas. En el gobierno del expresidente Uribe también se intentó abrir el diálogo, pero las condiciones no ayudaron por el actuar del grupo armado.

Tras esto, empezó una nueva era bajo el gobierno de Juan Manuel Santos y, de excusa en excusa, llegan al mejor diálogo y posibilidad de lograr un acuerdo de paz con el gobierno del presidente Gustavo Petro, un Gobierno que llegó con una promesa: jugársela por la paz.

El Gobierno ha cedido e intentado todo, pero nuevamente la miopía de este grupo, que ya raya, como en la estupidez, anuncia un congelamiento en los diálogos y una fase que, de acuerdo lo que ellos mismos dicen, pasa por un momento difícil a esta negociación que arrancó en octubre del 2022.

Congelar, pararse de la mesa, como le quieran llamar, al final una sola estrategia: manipular y presionar al Gobierno con un agravante, cada día aumentan más el rechazo en el país por andar burlándose, no de un gobierno, sino de una ilusión de paz.

Quieren imponer reglas. Si bien lo más importante es insistir en la paz, frente a estos últimos hechos el presidente debe saber que, de no retomar diálogos, debe caerles todo el peso de la ley y deben ser sometidos.