Dos excomandantes del Gaula enredan al general Hernán Giraldo por paramilitarismo
Los altos oficiales denunciaron en la JEP intimidaciones e insultos del general Giraldo por adelantar operaciones contra las Autodefensas entre ellas el hallazgo de una mega caleta. El ex segundo comandante del Ejército los trata de “mentirosos”.
Dos excomandantes del Gaula enredan al general Hernán Giraldo por paramilitarismo
Una caleta con más de 90 fusiles, ametralladoras, morteros, granadas y otro tipo de municiones propiedad del Bloque Norte de las Autodefensas en el Cesar, incautada por el Gaula militar del Cesar, al mando del coronel (r) Alejandro Robayo, confeso responsable de falsos positivos, se convierte en un gran interrogante que ensombrece al general (r) Hernán Giraldo, excomandante de la Décima Brigada en 2006, por supuestos vínculos con paramilitares.
Lo anterior, no solamente porque quienes “enredan” gravemente al general Giraldo sean oficiales como un coronel como Robayo, oficial de importante rango, y el mayor César Augusto Duarte, ambos excomandantes del Gaula del Cesar.
Frente a la denuncia de la mayor gravedad relacionada con la mega-caleta de los “paras”, el testimonio del coronel Robayo conocido en exclusiva por La W, genera un gran interrogante y ensombrece el papel del general Giraldo. Robayo señaló a la JEP que previo a la operación, desde la regional de inteligencia (RIME) de la Primera División en Santa Marta, le informaron que tenían sospechas de nexos del general Giraldo, con las Autodefensas y por eso la incautación de la caleta debía ser realizada por el Gaula y sin informarle a Giraldo cuál era el actor armado que sería afectado (los paramilitares).
“Me dice mi coronel Forero: lo que pasa Robayo es que yo le he suministrado algunas informaciones al coronel Giraldo y todas las operaciones han fracasado porque lo que hemos deducido es que el coronel Giraldo trabaja con las Autodefensas del Bloque Norte. (...) me dijo: hermano mire a ver cómo hace pero no le informe a Giraldo, porque usted le informa y la operación se daña” aseguró el coronel Robayo ante los magistrados.
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La operación fue un éxito, los más de 90 fusiles y un abundante material de las AUC que los soldados tenían que contar a manos llenas estaba en poder del Gaula. El coronel Robayo jubiloso le comunicó al general Giraldo el hallazgo, pero cuando supo que el golpe era contra los paramilitares, señala que Giraldo se salió de control y se llenó de ira, generando aún más motivos de sospecha sobre su ecuanimidad. De acuerdo con Robayo, el general lo llenó de insultos que lo dejaron atónito, reprochando la incautación. El mundo al revés.
“Cuando el señor coronel Giraldo se entera de que era esta cantidad de armas, y a quién se le habían incautado esas armas, ese señor se volvió loco. Ese señor me trataba de hijueputa, de mayor malparido, hijueputa, usted por qué está haciendo eso. ¿Por qué no combate a las Farc? ¿Por qué no combate al ELN? ¿por qué tiene que estar allá con las Autodefensas?, cuál es la mierda, usted es un oficial infiltrado, lo voy a hacer dar de baja y no bajaba de madrazo va, madrazo viene” relató gravemente ante la jurisdicción transicional.
De hecho, sostuvo que el general Giraldo Restrepo ni siquiera permitió hacer una rueda de prensa, (como las rutinarias que solían adelantar ante cualquier resultado de relevancia), con el fin de presentar a la opinión pública la monumental cantidad de material de guerra de las Autodefensas incautado. Simple y llanamente ordenó recoger todo y mandarlo a un depósito. En silencio y sin mucho ruido sospechosamente.
“Extendí el armamento y cuando él llegó ordenó y dijo: “me levanta eso”. Yo iba para dar la rueda de prensa, que la diera la Brigada, pues para mí era un éxito operacional a nivel Brigada. Me ordenó quitar todo y entregarlo al depósito de armamento de la Brigada” detalló ante los magistrados.
Adicionalmente, el coronel Robayo entregó otra información comprometedora que también involucra en el asunto al general (r) Justo Eliseo Peña, comandante de la Primera División en 2006. El excomandante del Gaula del Cesar dijo a la JEP que le contó a Peña (quien previamente lo había felicitado) de los insultos de Giraldo en su contra por hallar la caleta “paraca”, asunto en el que Peña guardó silencio. Su actitud cambió radicalmente frente al coronel Robayo misteriosamente, según sostiene el coronel, Peña le dijo que desde “arriba” le “llamaron la atención”.
“Me gustaría que eso lo aclarara mi general, ¿quién le dio la orden? ¿qué fue lo que pasó? y es donde uno se da cuenta, ¿qué pasaba en esta Brigada? qué pasaba en el primer semestre del 2006. Porque las informaciones de cuando yo empiezo a indagar es que allá iba “Jorge 40″ a la Brigada. (...) Después de estos hechos es cuando empiezan a hablar los soldados de los vínculos que aquí se la pasaba Jorge 40 y venía en la noche y ahora entonces qué” dijo a la JEP Robayo.
Mientras tanto, según Robayo, ya cuando quedó detenido en el marco de una investigación pudo detectar unos movimientos sospechosos de un coronel de apellido Oliveros, de la Décima Brigada, quien, afirmó el coronel ante la JEP, buscaba sacarlo de las instalaciones a algún punto con la excusa de una supuesta diligencia pero el motivo era matarlo como trataban las AUC.
“Me comenta mi mayor García que era, o había sido juez allá en la Brigada y me lo dijo también el mayor Hernández que era fiscal allá: me dijo (García), mi mayor tiene que tener cuidado. Por usted están ofreciendo 200 millones de pesos, tiene la orden el coronel Oliveros de sacarlo y ubicarlo en algún punto para que a usted lo maten. Yo si vi que Oliveros me mandaba a algunas informaciones” indicó.
En adición a la “caleta” de la discordia que coloca prominentes sombras sobre el actuar del general Hernán Giraldo Restrepo, el coronel Robayo entregó a la JEP varios datos que le pidió investigar al tribunal de paz: denunció haber sido informado del asesinato sicarial del militar que se desempeñaba para la época como conductor y transportaba al general Hernán Giraldo, así como del oficial que “le manejaba la inteligencia” en la Décima Brigada.
“Otra cosa que yo quiero comentarle señor magistrado, que es algo muy delicado y por eso le pido protección, porque yo me enteré, de que fue sicariado el conductor de mi coronel Hernán Giraldo en Valledupar, y lo mismo sicariaron al sargento que le manejaba la inteligencia. Yo no estoy diciendo que mi coronel Giraldo fue, pero yo tengo un antecedente de que él se reunió con Jorge 40 y querían matarme por estos resultados” sostuvo Robayo ante la jurisdicción.
La reunión con un supuesto miembro de seguridad de Drummond, el general Giraldo y un general “cercano al ‘Ñeñe’ Hernández, en la que se habría pactado la muerte del coronel Robayo.
En este punto de su confesión ante la JEP, el coronel, quien por muchos años estuvo prófugo de la justicia, mencionó otro hecho grave por el cual pidió seguridad para él y su familia: habló de una reunión de la que tuvo conocimiento entre el general Hernán Giraldo Restrepo, el general Raúl Rodríguez Arévalo, Rodrigo Tovar “Jorge 40″, el gobernador del Cesar Hernando Molina y un supuesto delegado de Drummond, coronel en retiro de apellido Mejía, para hablar de la problemática incautación de la “caleta”, asunto que tenía a “40″ furioso.
De acuerdo con el coronel (r) Robayo, fue informado por este coronel Mejía, de contextura gruesa y baja altura y quien prestaba o había prestado sus servicios a Drummond, según él, de dicha reunión y la intención de matarlo. Como relata Robayo, reconocía a Mejía como compañero de curso del general Giraldo y se lo había topado varias veces en la Brigada, lugar en el que asegura, Mejía visitaba frecuentemente al general Hernán Giraldo Restrepo. El misterioso coronel Mejía portaba por lo general guayabera blanca.
W Radio contactó a Drummond para conocer si algún coronel en retiro de apellido Mejía había sido jefe de seguridad de la minera durante esos años, quienes respondieron que no era así. El coronel Robayo además añadió frente al misterioso militar, que fue asesor de la gobernación del parapolítico Hernando Molina.
En la reunión de supuestamente cinco personas incluido “Jorge 40″, según el coronel que contactó a Robayo, estaba también el hoy general (r) Raúl Rodríguez Arévalo, comandante del Batallón La Popa para el 2006 y quien aparece en fotos con el “Ñeñe” Hernández; Rodríguez está en el radar de la JEP por falsos positivos en su batallón y fue señalado por el mayor Julio César Parga, excomandante de la FURED, de posible complicidad con paramilitares.
Esto dijo el coronel Robayo textualmente sobre el encuentro con el coronel Mejía: “Me dijo, es que su vida está en peligro. Le dije: ¿por qué mi coronel? me dijo: usted fue el que halló la caleta ¿cierto?, le dije, sí mi coronel. Él había sido o era jefe de seguridad de Drummond. Me dijo: es que yo estuve en una reunión donde participamos cinco personas. En esa reunión estuvimos el coronel Hernán Giraldo, comandante de la Décima Brigada. El coronel Raúl Rodríguez Arévalo, comandante del Batallón La Popa, el gobernador del Cesar, Hernando Molina, Jorge 40 y yo. En esa reunión Jorge 40 le hizo el reclamo al coronel Giraldo que quién había cogido esa caleta y el coronel Giraldo dijo ese fue el marica del Robayo” narró.
Todo esto ocurría, de acuerdo con el coronel Robayo, en momentos en los que recibió tanto él como sus hombres, sendas amenazas desde las Autodefensas, acusando a Adolfo Guevara Cantillo “101″ por ellas, asunto que le obligó a extremar medidas de seguridad.
El testimonio de Robayo no es el único: otro excomandante del Gaula testificó en la JEP contra Giraldo señalándolo de intimidaciones por perseguir a las AUC
En el expediente en la JEP relacionado con el general (r) Hernán Giraldo Restrepo, que sale a la luz por primera vez, no solamente aparecen delicados señalamientos del coronel Alejandro Robayo, sino que otro excomandante del Gaula, el mayor (r) César Augusto Duarte como se anticipó, confeso responsable de falsos positivos.
Este mayor también denunció en la JEP supuestas intimidaciones del general Giraldo para que se concentrara en las guerrillas y dejara a las AUC, palabras más, palabras menos, quietas.
De hecho, dentro de los señalamientos que Duarte realizó y que ponen en entredicho el papel del general Hernán Giraldo Restrepo en la lucha contra el crimen paramilitar para los años 2005 y 2006, se relaciona la captura de cinco integrantes de las Autodefensas en zona rural del El Copey, asunto que llegó a oídos de Giraldo Restrepo y presuntamente le cobró posteriormente.
Tiempo después, ya como comandante de la Décima Brigada y su superior, Duarte afirma que el general Giraldo lo abordó para reprocharle que persiguiera a las AUC y en pocas palabras lo trató de cobarde.
“El coronel me dice: capturas Autodefensas, da de baja Autodefensas, el año pasado. ¿Por qué no te subes y subes al Perijá y vas y buscas al Eln. ¿Les da miedito con ellos? Yo le dije, no mi coronel, yo combato al enemigo, mi enemigo es la Autodefensa, la delincuencia común (...) me dijo: retírese mayor” sostuvo Duarte ante la JEP.
Según el excomandante del Gaula del Cesar, aunque no había una orden expresa, las indirectas sí eran claras frente a la posición de atacar o no al Bloque Norte de los paramilitares.
“Había indirectas en el sentido de decir: ¿le tiene miedo al Eln? vaya búsquelos allá cuando tenía resultados operacionales contra las Autodefensas. Entonces directamente no había un direccionamiento pero uno no necesita ser muy estudiado para darse cuenta de lo que le están diciendo” afirmó.
El episodio de las cinco capturas de paramilitares que, según Duarte, generaron una gran molestia en el general Giraldo, no fue el único momento que le levantó sospecha sobre el actuar del general en retiro. De hecho aseguró que desde su llegada a la comandancia de la Décima Brigada, el general Giraldo le había puesto el ojo encima porque equivocadamente lo habían señalado de ser quien lideró el asesinato del exjefe paramilitar David Hernández “39″ (operación adelantada por La Popa y donde el Gaula aportó información).
“Cuando llega el coronel Giraldo en medio de sus preguntas me dice. ¡ah! estuviste en la muerte de 39, yo dije: bueno... Yo no participé, yo no hice esa operación, eso la hizo La Popa. ¿Pero tuviste algo que ver no?. Pero es el tono en el que desarrolla la pregunta. Yo me quedé callado, dije permiso me retiro mi coronel. (...) JEP: Usted dice que con el tono de la voz usted sabía lo que él le quería decir, pero ¿qué era eso que usted en ese momento entendió?Responde: que había obrado mal en haber participado en la muerte de un comandante paramilitar” aseguró Duarte.
Incluso, según el mayor Duarte, la gobernación del Cesar en cabeza de Hernando Molina (condenado después por parapolítica) le retiró el apoyo económico al Gaula por la información que los vinculaba con el asesinato del exjefe paramilitar. “Pareciese que hubiese hecho algo malo”.
De hecho, el mayor (r) Duarte también afirmó que por solicitud expresa de Giraldo sus hombres tenían que prestar acompañamiento a distintos políticos, que posteriormente terminaron condenados por parapolítica como el exsenador Mauricio Pimiento, y en varias ocasiones al regreso de la misión sus hombres le informaron que en el lugar de destino, por lo general fincas, encontraban personal armado. Indicó que al informar a Giraldo sobre todo esto, él solamente guardaba silencio.
La defensa del general Giraldo ante las acusaciones
La W buscó al general Hernán Giraldo Restrepo para conocer su respuesta a las graves sindicaciones realizadas por los dos excomandantes del Gaula Miltar del Cesar, a lo cual su abogado respondió que el general Giraldo ya dio las explicaciones al respecto ante la JEP.
W Radio además tuvo acceso a apartes de lo dicho por el general Giraldo en audiencia, donde desmintió a sus subalternos, aseverando que eran unos mentirosos. De hecho, dijo que al contrario de lo dicho por los excomandantes, tenía información de que el Gaula del Cesar, bajo las direcciones de Duarte y el coronel Robayo, tenía nexos con los paramilitares, aportando una sentencia de la Corte Suprema de Justicia.
Frente al episodio de la monumental caleta incautada a los paramilitares, tras exponérsele lo que había aseverado el coronel Alejandro Robayo, Giraldo sólo dijo que no entendía por qué estaban diciendo mentiras. Incluso aseguró que solamente se reunió en una oportunidad con Rodrigo Tovar “Jorge 40″ y fue por petición del Alto Comisionado, Luis Carlos Restrepo para salvar la desmovilización porque “40″ estaba reacio.
“Frente a lo del mayor Robayo no le puedo decir más. Él puede decir doscientas cosas más y no hay forma que yo acepte una cosa de esas, porque no la hice” respondió Giraldo.
Frente a otro episodio grave, señalado por el coronel Robayo y relacionado con la “baja” en 2005 de 15 miembros de las AUC en Urumita (La Guajira) por parte del Grupo Rondón al mando del hoy general (r) Jorge Navarrete Jadeth (quien también ha sido vinculado con las AUC), en donde Robayo afirmó que vio al general Giraldo estallar en ira y agarrarse la cabeza diciendo ¡coronel Navarrete hijueputa!. Hernán Giraldo Restrepo respondió y dijo que su preocupación era que esa operación podía echar al traste la desmovilización del Bloque Norte.
En relación con los falsos positivos, se desligó de lo ocurrido con sus soldados y afirmó que nunca dio una orden ilegal o encaminada a presentar esos resultados, y que si esos crímenes ocurrieron se produjeron porque los militares “perdieron el temor de Dios” y terminaron cometiendo los homicidios, a juicio de Giraldo calificados los actos de sus subalternos como “canalladas”.
W Radio también contactó al general Raúl Rodríguez Arévalo por medio de su abogado (Rodríguez es mencionado en la supuesta reunión con Jorge 40) para conocer su respuesta a las sindicaciones del coronel Alejandro Robayo, pero al cierre de este informe no hubo ningún pronunciamiento.
La JEP tiene la última palabra en el caso de estos generales tras las graves acusaciones en su contra, donde particularmente frente al general (r) Hernán Giraldo, es la primera vez que dos militares de rango considerable y posición de mando para la época, lo vinculan con el paramilitarismo.
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Dos excomandantes del Gaula enredan al general Hernán Giraldo por paramilitarismo