El pasado 14 de diciembre, la anterior Secretaría Distrital de Salud y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) para la Región Andina y el Cono Sur revelaron el <b>primer informe del Estudio de Salud Mental en Bogotá</b>.Según la Secretaría de Salud, la importancia del estudio radica en que fue el primero de su clase que se enfocó en el <b>estado de la salud mental de los ciudadanos</b> a nivel distrital y que tuvo en cuenta los diferentes efectos que dejó la pandemia del COVID-19.En diálogo con W Fin de Semana, el médico y neurocientífico Felipe Guillén, quien es investigador clínico en el área de trastornos mentales y neurocognitivos, explicó por qué los <b>resultados de este estudio no son alentadores</b>.Según Guillén, existen cifras relacionadas con posibles diagnósticos realizados a las personas a lo largo de la vida y el estudio informa que alrededor del 1<b>1% de la población encuestada padeció en algún momento de un diagnóstico de trastorno depresivo</b>.Sobre cómo el contexto de la ciudad incide sobre la salud mental de los habitantes de la capital, Guillén indicó: “La salud y los trastornos mentales van a depender muchísimo de<b> factores que conocemos como determinantes sociales</b> y estos nos hablan acerca, por ejemplo, de la privación económica, de los niveles educativos, de los niveles de criminalidad y de violencia, de los accesos a los servicios de salud. Todos ellos influyen, de alguna forma, en <b>incrementar el riesgo de desarrollar un problema</b>”.Además, el neurocientífico explicó que, por ejemplo, <b>pertenecer a estratos socioeconómicos bajos </b>representa un factor importante, si bien “el estudio no hace escenarios de modelamiento para determinar el riesgo de los resultados en salud mental que encontraron”.Otra cifra preocupante que reflejó el estudio es que alrededor de <b>794.648 personas sufren de depresión</b> y, entre ellas, la mayoría son mujeres.