Los gritos del canciller a la directora de la Agencia de Defensa del Estado

Un bochornoso episodio tuvieron que presenciar, hace unos días, los visitantes de la Secretaria Jurídica de la Presidencia de la República.

Esta oficina, que dirige Vladimir Fernández, próximo a posesionarse como magistrado de la Corte Constitucional, es un lugar de peregrinación de altos funcionarios del Gobierno porque para muchos trámites y acuerdos es necesario el visto bueno de la Oficina Jurídica.

Por eso no es raro que la antesala albergue frecuentemente a dignatarios que acuden para obtener la bendición del secretario jurídico para tomar algunas decisiones.

Por esa razón estaba en la sala de espera del despacho la directora de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, la exfiscal Martha Lucía Zamora. En la misma antesala estaban otros visitantes y funcionarios que esperaban su turno para reunirse con el secretario jurídico de Palacio.

La sorpresa de todos fue grande cuando repentinamente entró el canciller Álvaro Leyva Durán y, con grandes zancadas, se puso al frente de la doctora Zamora que apenas tuvo tiempo para levantarse.

No hubo saludo, solo gritos. El ministro de relaciones exteriores señaló con el índice a la doctora Zamora y exclamó:

– Usted no cuida al Presidente.

La doctora Zamora replicó:

– ¿Canciller por qué dice eso? Yo cumplo con mi deber.

– Ya usted ha oído lo que él piensa Petro de los pasaportes – vociferó el Ministro de Relaciones Exteriores.

Los gritos continuaron, el canciller Leyva le dijo:

– A mí que me importa que condenen al Estado. Con lo que se demora un proceso en Colombia.

El momento más exaltado de la reunión tuvo lugar cuando Álvaro Leyva, con la compostura totalmente pérdida, gritó:

– Notifíqueme en la tumba, cuando salga el resultado de ese pleito ya voy a estar muerto.

Después, el canciller volvió la espalda y salió nuevamente de la oficina mientras un tenso silencio se apropiaba del ambiente.

La directora de la Agencia de Defensa del Estado, abochornada por la situación, tomó su cartera y salió presurosamente de la antesala con tan mala suerte que en el corredor se volvió a encontrar con el canciller Álvaro Leyva, quien otra vez la levantó a gritos, diciéndole:

– Voy a hablar con Petro, usted no lo cuida. Yo soy el único que cuida al presidente.

La doctora Zamora respondió siempre, conservando la calma, que su labor era defender los recursos de los contribuyentes y que no iba a hacer nada que considerara ilegal.

La furia del canciller se debe a que la empresa Thomas Greg and Sons convocó al Ministerio de Relaciones Exteriores a una diligencia de conciliación, requisito para entablar una demanda ante el contencioso administrativo por $120.000 millones de pesos por lo que los contratistas de los pasaportes consideran daños causados por incumplimientos de la Cancillería y su Fondo Rotatorio.

La Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, que dirige Martha Lucía Zamora, recomendó que se llegara a una solución alternativa para evitarle el multimillonario pleito al Estado.

La decisión sobre el paso a seguir se tomará el próximo 15 de diciembre en la segunda audiencia de conciliación en la Procuraduría General.

Aparentemente el canciller Leyva quiere que –con razón jurídica o sin ella– el Fondo Rotatorio del Ministerio de Relaciones Exteriores mantenga la decisión de declarar desierta la licitación para la elaboración de los pasaportes, licitación en la que Thomas Greg obtuvo los mayores puntajes.

Aunque las diferencias entre altos funcionarios son frecuentes, habitualmente se manejan a puerta cerrada, con respeto, decoro y en tono moderado.

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