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Columna en Wall Street Journal pone la mira en Colombia y el manejo de crisis migratoria

La escritora Mary Anastasia O’Grady advierte de la necesidad de atender una situación que afecta a miles de personas.

Imagen de referencia de migrantes. Foto: Getty Images. / Anadolu Agency

Este lunes, el Wall Street Journal tiene en su edición digital una columna titulada ¿Cómo Colombia induce la crisis migratoria? (“How Colombia Abets the Migrant Crisis”).

La columna está escrita por Mary Anastasia O’Grady, quien tiene”The Americas”, una columna semanal sobre política, economía y negocios en América Latina y Canadá que aparece todos los lunes.

El artículo de opinión inicia señalando: “funcionarios panameños me dijeron en abril de 2021 que, en promedio, alrededor de 20.000 inmigrantes indocumentados anualmente llegaban a Panamá desde Colombia a través de la densa jungla conocida como el Tapón del Darién. Pero a finales de julio de 2021 los funcionarios estaban preocupados porque el número ya había llegado a 42.000″.

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Y agrega, por ejemplo, registros de medios sobre el tema. Como lo ocurrido el 21 de septiembre, cuando Associated Press informó que “una cadena casi ininterrumpida de migrantes” que se desplaza a través de esa jungla ha alcanzado “una escala industrial que podría acercarse a 500.000 este año”.

También cita a Reuters que informó que sólo en agosto 82.000 hicieron el viaje al Darién.

“En Washington y Nueva York, los políticos de ambos lados del pasillo están pensando intensamente en cómo recuperar el control de la frontera sur de Estados Unidos o en cómo albergar y alimentar a la enorme afluencia. No hablan mucho de eliminar el incentivo que la ley de asilo estadounidense crea para que un gran número de inmigrantes económicos emprendan el peligroso viaje”, advierte la columna.

Y agrega: “hablan aún menos de la supuesta complicidad de Colombia en un gigantesco negocio de tráfico de personas dirigido por una organización criminal transnacional en el pequeño pueblo de Acandí, en el lado norte del Golfo de Urabá. El cartel se llama Clan del Golfo”.

En otro aparte, O’Grady señala que, por un lado, la administración Biden insiste en que la frontera “no está abierta a todos y ha advertido a quienes puedan verse tentados a hacer el viaje que no lo intenten. Pero los inmigrantes toman riesgos y les gustan las oportunidades”.

En uno de los apartes, se lee: “Una aplicación desarrollada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. permite a los posibles inmigrantes solicitar en línea una entrevista de inmigración. Pero deben estar cerca de la frontera para calificar porque cuando llaman a su número tienen que presentarse. Por lo tanto, la aplicación CBP One, que se suponía ofrecería una vía legal para la migración, actúa como un imán para atraer a los esperanzados al norte de México”.

Y agrega: “los inmigrantes que no consiguen una cita a través de la aplicación no tienen mala suerte. Según el Instituto de Política Migratoria, en agosto “el 19% de todos aquellos que intentaron cruzar la frontera—legal o ilegalmente—y tuvieron encuentros con funcionarios estadounidenses utilizaron la aplicación CBP One para conseguir una entrevista. Estas entrevistas ocurren en los puertos de entrada””.

La columna concluye señalando que son varias las probabilidades que explican por qué los inmigrantes “se acumulan en Colombia y hacen arreglos con el cartel para ir al norte. No explican por qué el gobierno colombiano, que alguna vez fue un aliado confiable de Estados Unidos, parece estar trabajando contra los intereses panameños y estadounidenses”, advierte.

Y concluye señalando: “o Colombia admite que, siete años después de su rendición al grupo rebelde FARC, ha vuelto a perder el control de su territorio ante grupos criminales, o sus intereses están en otra parte; o ambos”.