Maxdrone ha desarrollado drones que pueden prestar servicios de búsqueda, rescate y socorrismo acuático, entrega de medicamentos urgentes en entornos urbanos y creación de contenido. | Foto: cortesía José Otero
El colombovenezolano de 25 años que creó su propia empresa de drones
Las habilidades en innovación y tecnología de José Otero lo llevaron a crear Maxdrone, una empresa que ofrece formación en pilotaje de drones y asistencia técnica. Con su proyecto, el joven ha participado en espacios como Shark Tank.
José Otero es un joven colombo venezolano que, con 14 años de edad, ya pasaba varias horas de su día intentando encontrar un tema que lo apasionara y le permitiera crear, a futuro, su propio negocio.
Su amor por los drones llegó durante unas vacaciones en las que, luego de ver un vídeo viral en redes sociales sobre un niño que había develado un secreto de Apple utilizando uno de estos aparatos, decidió encargarle uno a su madre, quien residía en Estados Unidos.
Aunque falló intentando pilotearlo varias veces, las semanas de práctica, llevaron a que el joven produjera unos de los primeros vídeos con vista aérea de Caracas grabados con esta tecnología. Eso, a su vez, le permitió notar que en su país de origen se necesitaban empresas que se dedicaran a capacitar a las personas en su uso.
Al ver la acogida que tuvieron sus vídeos y la oportunidad tan grande que tenía este “negocio del futuro”, decidió su camino: “Hice un curso en Estados Unidos donde aprendí a operar un tipo de dron específico. Cuando regresé me di cuenta de que quería crear una academia que ofreciera clases para que personas aprendieran a volar drones”, comenta Otero.
José actualmente tiene 25 años y estudia Negocios Internacionales en la Universidad de la Costa, en Barranquilla, ciudad donde está radicado desde 2017. Luego de varios años de trabajo, y enfrentándose al reto del cambio de mercado entre Colombia y Venezuela, finalmente logró consolidar ‘Maxdrone’ en territorio nacional.
José Otero dice que uno de los mayores retos fue intentar replicar el modelo de negocio que tenían en Venezuela en Colombia. Con el tiempo, la empresa logró consolidarse en territorio nacional y ahora ofrece múltiples servicios con sus drones. | Foto: cortesía José Otero
Maxdrone ofrece, entonces, cursos para pilotaje de drones, reparación de los mismos y trabajos aéreos para eventos. Además, explica, se convirtió en el primer centro de instrucción aeronáutico especializado en drones de Latinoamérica.
“La formación es lo que permite que puedas transformar un ‘juguete caro’ en una herramienta útil. Los drones ayudan minimizando riesgos, costos y tiempo, a la vez que pueden utilizarse en diferentes industrias”, explica el emprendedor.
Los proyectos de Otero son variados: van dese adaptar los aparatos con pequeños contenedores para que puedan funcionar como vehículos de entrega de productos –sobre todo medicinas- hasta con cámaras multiespectrales.
Hace algunos años, por ejemplo, estructuraron el Servicio vital de entrega de medicamentos urgentes con drones en entornos urbanos, un proyecto que resultó ganador con Colinnova, pero que no pudo ejecutarse debido a que la regulación para drones por parte de la Aeronáutica Civil aún es compleja. A pesar de eso, dice que quince farmacias ya estaban listas para vincularse y pagar membresías para obtener este servicio que se gestó en pandemia.
“Cuando mis vecinos comenzaron a contagiarse con covid, adaptamos nuestros drones de tal manera que pudieran llevar medicamentos entre ellos. La Agencia Francesa de Noticias escogió el proyecto para representar al continente Americano en la Campaña Mundial contra el Covid. Ese proyecto nos demostró que, aunque la situación estaba difícil, con lo poco que teníamos a la mano podíamos conectar cosas sencillas que generaran resultados asombrosos”, recuerda Otero, quien dice sentirse orgulloso e impresionado por todo lo que han logrado él y su familia pese a los retos que enfrentaron al llegar a un país nuevo para ellos.
Maxdrone está aliado con la empresa coreana Rovigos, que proporcionará una plataforma logística unificada para desarrollar tecnologías de seguridad que, a través de las aeronaves de Maxdrone optimicen procedimientos logísticos. | Foto: cortesía José Otero
Adicionalmente, Maxdrone y la Universidad de la Costa ofrecen hoy un Diplomado de pilotaje de drones que, tras casi tres años, ha formado a cerca de 120 pilotos como profesionales ante la Aeronáutica Civil. El diplomado también está habilitado en la Universidad de Medellín, la Universidad del Atlántico y en la Universidad Americana.
El slogan de Maxdrone es ‘Todos podemos volar’. Por eso gran parte de sus esfuerzos van encaminados hacia proyectos que fortalezcan la educación de los jóvenes en ciencia y tecnología, incluso en territorios apartados y a poblaciones diversas.
Con el apoyo de ACDI/VOCA y USAID, por ejemplo, la empresa tradujo al lenguaje de señas el curso de introducción a los drones, para que personas con discapacidad auditiva aprendan a volar el equipo. También lo adaptaron a formato infantil y lo tradujeron a wayuunaiki.
“A veces creemos que por ser de nacionalidades diferentes cambian mucho las cosas, pero tenemos muchos problemas compartidos entre países. Debemos tener más unión; impulsar el talento joven y confiar en nosotros y en nuestra capacidad de innovar”, agrega el joven.
Uno de los logros más importantes de la empresa hasta el momento ocurrió en 2022, cuando firmaron una la alianza con Rovigos, una empresa coreana. Con ellos trabajarán en un sistema integrado de drones para entrega aérea a clientes internacionales que tiene como fin optimizar procedimientos logísticos y mejorar los tiempos de entrega. Rovigos proporcionará el software y Maxdrone suministrará la aeronave.
