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Billy Cobham: el arte de convertir la música en lenguaje universal

El baterista de jazz Billy Cobham tiene clara cuál es su pulsión de la vida: la música. El artista conversó con Julio Sánchez Cristo en La W sobre su vida y trabajo musical.

“La música es un lenguaje universal”: Billy Cobham, baterista de jazz

Cuando a Billy Cobham lo invitaron a tocar con Miles Davis, el gran compositor estadounidense, tenía solo 24 años. Pero llevaba casi dos décadas desde su primer encuentro con la música (era apenas un niño que aún no aprendía a leer).

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Aceptar ese llamado no solo cambió su vida, sino también el futuro del jazz en un momento en el que este género pasaba por una dura crisis dentro de la industria musical. Cerca de llegar a las ocho décadas de vida, el artista mantiene su convicción de que la música es un lenguaje universal.

Cobham nació en Panamá, en 1944. A los tres años se trasladó a vivir a Estados Unidos, por iniciativa de sus padres. Dos años más tarde, a los cinco de edad, tuvo su primer encuentro con la música. Un deslumbramiento que recuerda con la más clara memoria.

Junto a su padre fue a una presentación musical en Nueva York. El artista que se presentaba aún no había llegado, entonces sentó al pequeño frente a la batería. Esa fue la conexión definitiva con el arte al que ha dedicado los siguientes 74 años de vida, hasta hoy.

Pese a que aún no comprendía las letras ni los números, a los cinco años inició sus estudios de música. Lo hacía en el cuarto de su mamá, recuerda. Pero hace claridad de que esta no es una idea salida de los cabellos: “La música hacer parte de todos desde antes el nacimiento”, dice.

Su posición es crítica frente al carácter imprescindible que se le atribuye a la formación académica para ser artista. Para Cobham, los músicos como él están movidos por la pulsión de cantar o tocar.

“Llevo tocando toda mi vida. Difiero que para ser músico hay que leer porque hace parte de nosotros. Hay que estudiar para reafirmar los conceptos, pero la música hace parte de nosotros desde el inicio hasta el final”, asegura.

Ha hecho parte de múltiples agrupaciones musicales. La primera de ellas fue con los hermanos Randy y Michael Brecker. En la actualidad tiene su propio grupo, la Billy Cobham Band. “Awakening” (1972), “Montreux Summit” (1980) y “Power Play” (1986) son solo tres de los títulos básicos de su discografía.

Álbum fotográfico

Las personas cercanas a Billy Cobham, sus amigos y compañeros, son la historia misma del jazz. Cuando los menciona, se despliega una larga lista de nombres para los que no alcanzan las conversaciones cortas.

Uno de ellos es Miles Davis, un virtuoso de la trompeta y la composición para jazz. Deleitaron al público tocando en el mismo sitio. Solo que Davis, la estrella del acto, lo hacía desde el escenario principal. Cobham, desde el sótano del sitio.

Ese evento fue el punto de partida para que luego hiciera parte de “Bitches Brew” (1970). El disco revitalizó en el jazz en un momento de la música en el que entraba en preocupante decadencia.

Siempre lo miraba para tener sus instrucciones y saber cómo actuar. Los líderes no dicen nada. Los líderes hacen más que hablar”, aseguró a Julio Sánchez Cristo, en su comunicación con La W.

Luego de esto, muchas producciones musicales, presentaciones y reconocimientos empezaron a llegar. Pronto se convirtió en un referente del jazz por su diestro y virtuoso dominio de la batería.

Ha grabado innumerables discos como solista y en colaboraciones. También es extensa la lista de puntos sobre el mapa donde multitudes lo han esperado para ver y escuchar la forma en la que acaricia la bateria con su estilo particular.

Respecto a la influencia de otros maestros en su trabajo y estilo, Cobham titubea un poco antes de articular una respuesta. Luego, asegura: “Honestamente, no vi a ninguno en particular. Amaba a todos, escuchaba todo tipo de músicos”.

Tal vez de la variedad de influencias nació la particular combinación de sonidos que produce cuando se monta en un escenario o entra al estudio para grabar un nuevo disco.

Él mismo lo reconoce: no toca los “ritmos típicos”, que se centran solo en altos y bajos. Para él la variedad de posicionamientos es de gran importancia, situación que tiene influencia también sobre la cantidad de piezas de conforman su batería a la hora de debutar.

Entre los nombres y rostros que hacen parte de su álbum fotográfico, también se cuentan personajes como Eumir Deodato, el músico brasileño que también supo ponerle al jazz un sabor particular.

Nos conocimos en una grabación”, comentó durante la conversación con La W. Preparaba una nueva producción con City Records en la que participaron varios artistas y allí creó una cercanía particular con el artista brasileño.

Sin embargo, hay un personaje con quien no ha tenido la oportunidad de coincidir en los escenarios ni en los estudios: “Joni Mitchell”, dice de manera concreta, sin dar explicaciones.

Y no le han de faltar motivos para querer tocar con Mitchell. Una artista canadiense polifacética. Se dedicó a la música como cantautora y compositora, pero también incursionó en la pintura con algún éxito.

Tiene la misma edad que Cobham e, igual que él, ha tenido un lugar destacado en la escena musical de Nueva York, Sin embargo, una colaboración de los dos artistas es la imagen que falta por agregar a su libro.

La música no se detiene

La voz de Billy Cobham es tan clara como su intención de seguir haciendo música y dando gusto al público que lo espera en distintos sitios del mundo.

La edad no es motivo para detenerse y dejar el arte. Su buen ánimo tampoco da lugar a preguntar al menos si ha pensado en una fecha de retiro o cese de sus actividades artísticas.

Para lo que queda de 2023 y 2024 hay una amplio número de sitios que lo esperan: Alemania, Rumania, Brasil, Inglaterra, Grecia, España y Polonia son solo algunos de ellos.

Si la música es el lenguaje universal, como dice Cobham, esta debe ser tan infinita como el universo mismo. La música no se detiene y el artista, por ahora, tampoco tiene pensado hacerlo.