En Quibdó, dos amigas crearon una marca de productos capilares usando plantas ancestrales
Dos mujeres afro lanzaron la línea de productos capilares Herencia Eco, especial para cabellos rizados y crespos. La línea se ha posicionado a nivel nacional por haber incorporado en su fórmula las plantas tradicionales que solían utilizar las matronas de Chocó.
Hace cuatro años, Dignory Ruíz y Claudia Murillo sellaron su amistad con una idea de negocio que, gracias a las buenas referencias de sus clientes, ya se consolidó como una de las más exitosas de Quibdó. Se trata de Herencia Eco, una marca de productos capilares que incorporó los beneficios de las plantas ancestrales en una fórmula especial para cabellos crespos y rizados.
Antes de tener su propio laboratorio de producción, las mujeres elaboraron los primeros pilotos del producto con una batidora en las salas de sus casas, probando los resultados en sus propios cabellos: “Nosotras queríamos recuperar el cabello de las mujeres afro para que lucieran su cabello natural. Empezamos a trabajar arduamente hasta que logramos sacar la línea en una feria empresarial que hacen en Quibdó. duramos casi un año probando los productos en nosotras mismas”, menciona Dignory de 40 años, quien usó sus conocimientos como química farmacéutica para sacar adelante el emprendimiento.
Actualmente son alrededor de cincuenta personas las que trabajan con Herencia Eco, diez de ellas vinculadas directamente y el restante indirectamente, como distribuidores a nivel nacional.
Desde el inicio, uno de los objetivos de ambas fue convertirse en un caso de éxito de cómo en los territorios también es posible crear empresas, aunque no falten las dificultades. Temas como la logística para la venta de los productos y adquisición de otras materias primas son dos de ellas. Sin embargo, eso las impulsó a instalar un centro de distribución de la marca en Medellín, lo cual ha facilitado que los productos se comercialicen a nivel nacional.
Herencia Eco maneja seis productos en toda su línea capilar. De cada uno producen alrededor de 3 mil ejemplares anualmente, es decir, en un solo año pueden estar elaborando 18 mil productos que van desde shampoos hasta gel humectante y aceites para el cabello. Todos ellos están hecho a base de guásimo, escoba babosa y suelda con suelda, tres plantas que sus abuelas les aplicaban cuando estaban pequeñas para cuidar sus cabellos.
“Las mismas personas son las que se han encargado de posicionar la empresa. Mi mayor satisfacción es ver cómo las personas hacen comentarios buenos del producto y lo recomiendan. Crear empresa en Quibdó es difícil, pero igual nos arriesgamos y nos fue muy bien”, comenta Dignory.
El laboratorio de Herencia Eco está certificado por Invima como planta de producción cosmética desde 2020, año en el que sus ventas aumentaron considerablemente pese a la pandemia.
Para Dignory, su producto ha tenido especial acogida sobre todo por la incorporación de ese conocimento ancestral sobre las plantas que Claudia, su socia, aportó a la idea. También porque las mujeres afro se sienten más identificadas al ver que sus creadoras también son afro y, por ende, entienden mejor las necesidades de sus cabellos. Antes, la mayoría de los productos especiales para este tipo de cabellos eran importados. Ahora existe un mercado local que cada vez toma más fuerza.
Dignory es víctima del conflicto armado. Eso la ha llevado a, por ejemplo, recibir apoyo de entidades como Innpulsa. Ambas también lograron participar en 2021 en Shark Tank con su idea de negocio, una oportunidad que las ayudó a posicionar más la marca.
“Queremos que las personas que están a nuestro alrededor crezcan, no solo nuestra empresa. Nuestro emprendimiento está aportando al desarrollo laboral de las personas y a la dignificación de la mujer negra. Siento una satisfacción enorme al ser ese referente en el departamento para que otras personas se animen a emprender”, concluye Dignory.
Las personas interesadas pueden adquirir el producto a través de su página de Instagram @Herenciachoco