Al Oído: ELN = narcoterroristas, ¡las cosas por su nombre, presidente!

Primera Línea de la horrible noche.

Un juez de la República emitió un fallo determinando que las disidencias de las Farc estuvieron detrás de los actos vandálicos que tuvieron lugar durante el estallido social en noviembre de 2019 en Bogotá.

Lo sufrimos muchos cuando el mal llamado “estallido social” tenía ataques sistemáticos nunca vistos como los CAI quemados, los bloqueos con ambulancias, los pagos por herir policías y el verdadero terrorismo urbano que muchos denunciamos mientras se camuflaban en el refugio de la protesta social cuando, realmente, querían desestabilizar el gobierno del expresidente Iván Duque.

En aquel momento, lo que empezó como reclamos justos, protestas pacíficas de jóvenes y una inconformidad social con el anterior gobierno, terminó en una violencia desbordada que, recordemos, muchos congresistas salieron a defender.

En días como hoy, después de que se confirmara lo que suponíamos, uno le agradece más a nuestra Fuerza Pública por defendernos y por resistir. No se estaban enfrentando a unos jóvenes y pequeños angelitos, sino a delincuentes pagos. ¿Qué pensarán hoy esos que buscaron ayudar a financiar a tantas primeras líneas que, desde la violencia y el terrorismo urbano, pretendían no dejarnos avanzar?

El fallo evidenció el modus operandi en el que, a través de grupos de WhatsApp y Facebook, se enviaban instrucciones para “vandalizar, atacar el sistema de TransMilenio y a los uniformados del ESMAD de la Policía”.

También estamos Al Oído del Gobierno que quiere cambiar las cosas de nombre, en el que mientras el secuestro aumentó en un 162%, las masacres incrementaron en 61%, las extorsiones en 33% y la erradicación de cultivos bajó en un 87%. En el marco de unos diálogos en los que, mientras unos están en una mesa, otros tienen pueblos confinados por la violencia.

Ahora resulta que el presidente Gustavo Petro les pide a los miembros de su Gobierno manejar un “lenguaje respetuoso” con los criminales del ELN. Debería, más bien, exigirles que dejen de cometer atentados, secuestros, extorsiones y, principalmente, que dejen de reclutar menores. Que nadie se olvide de que el ELN es una organización ilegal y narcotraficante, que no vengan hacerlos pasar por hermanitas de la caridad.

Y si de lenguaje vamos a hablar, el primero que debería cambiar es ese con el que estigmatizan a nuestros empresarios, a la fuerza pública y a la prensa. Claro, la que les molesta, la que los cuestiona, la que les dice la verdad.

¡El mundo al revés!