Empresa china que construirá el metro de Bogotá incumple en Uganda

El Daily Monitor, diario de Uganda en África, registra una noticia que le interesa a Colombia.

La compañía china que construirá el metro de Bogotá es cuestionada en el país africano por promesas incumplidas por años. Por tal razón el gobierno de Uganda anunció que romperá sus vínculos con la constructora.

La empresa se llama China Harbour Engineering Company, CHEC, y controla el 85 por ciento del consorcio APCA Transmimetro que ganó la licitación para la construcción de la primera línea del metro de Bogotá.

De acuerdo con la publicación del periódico africano, el gobierno de ese país decidió acabar la relación con la compañía china después de tener estancada durante años la construcción de un ferrocarril que unirá Kampala, la capital de Uganda, con Malaba, la ciudad fronteriza de Kenya.

El director de transporte de Uganda, Benon Kajura, citado por el periódico, asegura que el acuerdo establecía que la compañía china CHEC –la misma del metro de Bogotá– conseguiría la financiación para el proyecto y luego lo construiría. El convenio fue firmado en 2016 pero siete años después no hay ningún resultado.

Por esta razón, Uganda ha decidido rescindir el contrato, apartarse de la empresa china y entregarle esa obra a una firma turca, que adelanta el mismo trabajo con éxito en Tanzania.

El ferrocarril es crucial para Uganda y para toda el continente porque unirá varios países de África Oriental para aumentar el comercio regional y activar el mercado interno de cuatro naciones.

Los incumplimientos de la empresa china CHEC fueron atribuidos al no desembolso de recursos por parte del banco chino Exim Bank que supuestamente iba a financiar la obra.

Esta no es la primera controversia internacional en la que está sumida la empresa controlante del consorcio que construirá el metro de Bogotá.

En 2019 la Alcaldía de Enrique Peñalosa le otorgó al consorcio chino la construcción de la primera línea del metro, a pesar de su limitada experiencia en sistemas de transporte masivo y de su historia polémica.

Peñalosa adelantó varios días el anuncio de la concesión, por casi 14.000 millones de dólares, para decir que el ganador de la licitación era el consorcio chino APCA Transmimetro, a pesar de que había ruidos internacionales sobre las dos compañías que lo construían.

Por ejemplo, en la construcción de un puerto en Sri Lanka que terminó controlando el gobierno chino y no la administración local por las dificultades que tuvieron para pagar un crédito, aparentemente muy atractivo, concedido por el Exim Bank de China.

Al respecto The New York Times publicó una investigación en la que afirma: “Este caso es uno de los ejemplos más claros del uso ambicioso de préstamos y de recursos de cooperación por parte de China para ganar influencia alrededor del mundo y también de su disposición a la brusquedad a la hora de cobrar”

El otro componente del consorcio chino del metro de Bogotá, con el 15 por ciento de participación, es Xian Metro Company y también arrastra su propia polémica.

Dos años antes de que el alcalde Peñalosa les otorgara la construcción del metro de Bogotá, Xian Metro había estado sumida en un escándalo de corrupción justamente por las obras del metro de Xian, en China, que le dan nombre a la firma constructora.

Todo empezó por la denuncia en internet de un empleado de una empresa proveedora de cables. De acuerdo con la publicación Xian Metro venía usando cables de menor calidad para la construcción.

La denuncia fue creciendo y encontraron que se habían pagado sobornos por 6 millones de dólares, otra fuerte suma en euros, dos relojes de marca y una obra de caligrafía china; todo relacionado con la construcción del metro de Xian.

Wang Zhiwei, el representante de la empresa proveedora de cables, terminó condenado a cadena perpetua.

Además en 2018 el gobierno de Bangladesh puso en una lista negra para excluir de la contratación pública a CHEC por ofrecer sobornos a funcionarios públicos.

En fin, esas son las compañía que construirán la primera línea del metro de Bogotá, ¿qué podría salir mal?