Al Oído: “Yo busco la verdad”, Álvaro Uribe

El eterno caso del expresidente Álvaro Uribe.

El debate que suscita amores y odios, pero que, en este caso específico, no debe observarse bajo la lupa de la simpatía política, sino de la verdad que sustenten las pruebas, pues es la única manera que la justicia sea creíble.

Este proceso tiene un origen del que poco se conocen respuestas, el país conoció que La Corte chuzó de manera ilegal al expresidente Álvaro Uribe.

Todo el que conozca el caso sabe que hubo vacíos en el procedimiento por parte del Alto Tribunal, al interceptar al expresidente por ‘error’ y decidir darle continuidad pese a las advertencias del analista del CTI, quien informó que se estaba interceptando al ex mandatario.

¿Qué credibilidad tiene un proceso así?, ¿ha tenido garantías?

¿Dos constituciones?

Luego de saber que no era la persona a la que debían interceptar, siguieron escuchando sus comunicaciones durante 32 días, es como si existieran dos constituciones en Colombia, una para Álvaro Uribe y otra para el resto.

Se pregunta uno, ¿por qué no ha pasado nada en contra de los que interceptaron ilegalmente al expresidente? y ¿por qué se siguen usando estás pruebas?

¿Acaso el fin justifica los medios? De ahí, hasta hoy, abundan las inconsistencias. Los testigos que no aparecen como Mercedes Arroyave o las versiones de exparamilitares como ‘el Tuso Sierra’, extraditado durante el Gobierno Uribe, quien sostiene que lo buscaron para ofrecerle beneficios si hablaba en contra del expresidente.

¿Y ahora qué?

La Procuraduría también solicitó a la juez la preclusión del caso, en el momento de su intervención manifestó: “No hay una llamada interceptada en la que se escuche a Álvaro Uribe haciéndole promesas remuneratorias a alguien para que calle o distorsione la verdad”.

Con la intervención del expresidente concluyeron las audiencias de solicitud de preclusión, la juez estableció que entre el 23 y 24 de mayo dará a conocer su decisión.

El exmandatario ha sido blanco de críticas y cuestionamientos, lo que es válido en una democracia, pero también de injurias y calumnias con fines electorales.